Los que llevan por delante, la luz buena de unos ojos despiertos, o la buena fortuna de unos brazos abiertos, pero sobre todo un corazón constante,
abren senderos entre las piedras y su andar no son pasos, es camino;
Los que al menos un instante, en la vida le dejan al viento, la tarea de llevar el peso, de existir y se sueltan al aire,
saben bien lo que es el vuelo, y saben lo distinto que lucen las cosas, desde lejos.
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