Al llegar el otoño, fijaré mis ojos sobre un árbol viejo y en el retoño de sus hojas caídas veré nuestros sueños que también murieron.
Al llegar el invierno, cubrirá mi alma un manto de hielo y en mi triste cuarto en cada regreso buscaré la sombra que dejó tu cuerpo.
Al llegar la primavera renacerá en mi vida la vana esperanza de encontrarte un día y mis labios heridos repetirán tu nombre como un mudo eco de tus recuerdos.
Al llegar el verano volveré a la playa donde besé tu cuerpo y llorando al mar he de preguntarme qué será de ti de quién son tus besos. |
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