El Faro Arturo Quirós Lépiz
Esta noche estoy en mi cuarto, sintiéndome solo y triste. Me parece que tanto se ha alejado mi barco de la orilla que ya no podré volver al faro, que ahora se ve lejano e incalcanzable.
Siento como los vientos soplan fuerte, y me tratan de alejar de mi refugio. Las penas, el trabajo y la soledad me alejan de mi Señor.
Pero hoy quiero pelear, y ya no me quiero ocultar, lucharé y remaré, y mi meta prometida alcanzaré pues no estoy solo ahora en este mar, me acompaña el capitán. Aquel que dió vista al ciego, voz al callado, alegría al triste. Ese mismo ordena hoy a la tormenta "SILENCIO!" y esta le obedece.
Esta noche levanto mi voz a tí Señor, y para hacer valer tu sacrificio te entrego hoy todo este suplicio.
Sopla en mi Señor tu espíritu, y llévame
hacia tí, pues ya no quiero naufragar en este mar, y quiero por siempre contigo estar.
De esta forma hoy, gracias a tu misericordia puedo ver tu luz y emprendo mi camino hacia el faro que eres tú.
Su amigo y hermano Arturo
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