Ser una mujer soltera puede
suponer un enorme problema.
La mujer que está sola, cuanto más
tiempo pasa,
más presión tiene de la sociedad para
casarse
y lo que llaman, “estabilizarse”.
Si además se es claramente
bella,
todos tienden a pensar que
“algo malo tiene”.
Pero algunas mujeres están
solas porque así es
como han encontrado
estabilidad,
se han desarrollado, madurado
y aprendido a valerse por si
mismas sin necesidad de nadie.
La soledad ha sido desde siempre musa
inspiradora de artistas.
Canciones, poemas,
cuentos, artículos han sido escrito en honor la soledad.
La mayoría de las
personas le temen a la soledad; y el resto,
viven acompañados por otros,
pero igualmente
siguen aterrados a este
fantasma que lleva nombre de mujer.
Y tal vez por su femineidad
resulta ser una fragancia incómoda
para muchas de nosotras, sobre
todo a determinada edad,
en la que el contexto social
impone su antónimo.
Cuando hablamos de soledad,
hablamos de un sentimiento de
desamparo
o de aislamiento social; un
torrente de emociones
que genera angustia, tristeza,
y frustración a quien la padece.
Pero también le llamamos
soledad a la calidad
de no estar acompañados, es
decir de estar “solas”,
y muy frecuentemente este
“estoy sola”
hace referencia a la falta de
pareja.
Mujeres de treinta años en estado de “soledad”
son proclives a
los más intensos ataques de nervios
por ganar la
batalla contrarreloj.
A los 30 años
tendríamos que estar “bien” casadas
y si no es con al
menos un niños,
al menos
planificando la maternidad.
Cuando no ocurre
para muchas la vida
se convierte en un
juego de azar en el que
“salvase quién
pueda” significa
“forzar la flecha
de Cupido y llegar a la meta”.
Tal vez no sea tu
caso, pero ¿cuántas amigas
has tenido en
estas circunstancias?
¡Al menos una!
¿Verdad?
La desesperación se hace día a
día más intensa,
y las creencias sobre el
futuro se convierten en oscuras predicciones.
Si no sólo se está sola sino que
además
se dispone de un cuerpo bello, se es
guapa, sensual,
de buen físico, independiente y
emprendedora;
la desesperanza se vuelve aún más
intensa.
Pero en el exterior tiene
repercusiones aun mayores.
Un buen dicho popular
dice
“Cuando la limosna
es grande, hasta el Santo desconfía”,
el mundo piensa: “bonita,
buena y sola,
algo malo tiene que tener”,
sacando conclusiones prejuiciosas
acerca de su comportamiento,
modo de ser, y carácter.
Y lo mismo le ocurre al
caballero,
las especulaciones son:
“tiene ganas de divertirse”.
Parece ser que la soledad
– siendo la misma – impacta diferente en el género.
Pero a la lengua popular se le
escapa el hecho
que muchas treintañeras y de
otras décadas;
están solas por “elección y no
por obligación azarosa”.
Infinidad de mujeres nos
encontramos “solas”
sin una relación de
matrimonio, noviazgo,
o galanes porque hemos
considerado
nuestro presente como una
posibilidad
para hacer cosas diferentes.
Tal vez hemos apostado por
nuestras profesiones,
hobbies, o un retiro
espiritual en dónde bucearemos
en nuestra alma femenina para
recomenzar
el arte del amor desde una
madurez emocional íntima y necesaria.
La soledad
no debe ser vista ni sentido como un estigma;
ni una posición
vergonzosa,
sea cuál sea tu
circunstancia es tu elección.
¿Cómo? Sí, es tu
elección.
Si estás
sola, es el resultado de tu elección.
¿Cómo? Sí, tu
elección.
Sea que hoy quieras dedicarte
a tu trabajo,
a tus proyectos personales;
o sea que quieres tener pareja
pero aún no encuentras esa
persona con la que coincidir,
si estás sola es tu
elección.
Si estás sola es tu elección:
Si no lo fuera
agarrarías a cualquier hombre
con tal de tener
compañía masculina,
y si hasta ahora
no lo has hecho,
es porque estás más comprometida con
tus valores
que con “un compañero”.
Otras tal vez se enamoren y formen
familias
sin sentirse realmente atraídas por
sus hombres,
y sacrifican su satisfacción
personal
por el precio de llegar a formar una
familia.
Te vuelvo a repetir, si estás
sola,
no sientas vergüenza, es una
etapa que tu corazón
ha sabido elegir para cimentar
las bases de un futuro abundante.
No es necesario que arriesgues
tus sueños para compensar
las demandas del medio.
Tu vida es única.
La tienes que vivir
tú.
Hasta la próxima, besos
en el alma.
Chuchi
González.
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