Casi podría decirte...
Casi podría decirte devorada por la angustia me asomo a la vieja cueva prohibida donde habitan -libres y crueles- mis monstruos, mis fantasmas, los antiguos dioses que me reservan un castigo inevitable.
Apenas un momento los observo y sus voces dispersas se unen llamándome con su canto de sirenas.
Entre lágrimas cumplo con el rito silencioso -madre- y vuelvo de nuevo a cerrar esa puerta.
Carmen Matute
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