DESPECHO
¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto, tanto que a mis ojos ha asomado el llanto; tanto que este rictus que contrae mi boca es un rastro extraño de mi risa loca.
Tanto que esta intensa palidez que tengo (como en los retratos de viejo abolengo) es por la fatiga de la loca risa que en todos mis nervios su sopor desliza.
Ah, que estoy cansada! Dejadme que duerma, pues, como la angustia, la alegría enferma. ¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste! ¿Cuando más alegre que ahora me viste?
¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos, ni inquietud, ni angustia, ni penas, ni anhelos. Si brilla en mis ojos la humedad del llanto, es por el esfuerzo de reirme tanto...
Juana de Ibarbourou
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