LUIS CERNUDA: Su
educación fue rígida e intransigente debido al carácter
y a la condición militar
de su padre.
Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla en 1919,
siendo uno de sus profesores
Pedro
Salinas,
quien lo ayudó con sus primeras
publicaciones.
Al año siguiente fallece su padre.
En 1923 deja la Universidad de Sevilla
para hacer el servicio militar
e ingresa en el Regimento de Caballería de
Sevilla.
En 1924 volvió para terminar la
carrera, lo que consiguió en 1926.
Asiste a los actos celebrados
en el Ateneo
de Sevilla con motivo del tercer centenario
de la
muerte de Góngora, pero sólo como oyente,
aunque ya había conocido a varios miembros
de la que sería denominada después
Generación de 1927.
En 1928 Salinas le ayuda a conseguir
un lectorado de español en la Universidad de Toulouse.
Se
traslada después a Madrid en 1929, donde trabaja en la librería
de León Sánchez Cuesta
y se enamora de un joven actor gallego llamado Serafín
Ferro, que no le corresponde;
este amor insatisfecho inspira sus libros Donde
habite el olvido y Los placeres prohibidos.
Nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su
patria un "raro" y rebelde,
dada la mentalidad cerril y poco abierta de la
España de entonces, "un país donde todo nace muerto,
vive muerto y muere
muerto", como dirá en Desolación de la Quimera.
La consciencia de su
aislamiento se expresa en una de sus imágenes más conocidas:
Cernuda se ve a sí
mismo "como naipe cuya baraja se ha perdido".
El mismo año que estalla la
Guerra
Civil publica la primera edición de su obra
poética completa
hasta entonces, bajo el título de La realidad y el deseo
(1936).
Durante el conflicto
participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia.
En 1938 parte al Reino Unido, donde trabaja como
lector de español en la Universidad de Glasgow,
la
Universidad de Cambridge y el
Instituto Español de Londres,
pasando los veranos en Oxford
en compañía del pintor
Gregorio
Prieto.
En 1947 se inicia su exilio
norteamericano; allí enseña literatura y logra por fin la ansiada estabilidad
económica.
Pasa a México en 1952, donde se enamora de un
culturista, a quien están dedicados los Poemas para un cuerpo.
Trata con
Octavio
Paz y con los Altolaguirre, en especial su mujer,
Concha Méndez. Muere el 5 de
noviembre en la Ciudad de México y es enterrado
pocos días después en la sección
española del Panteón Jardín.