EL VIENTO
Sentada en el silencio
con mi único testigo
el pensamiento,
oigo suspirar al viento
con su triste y doloroso lamento.
¡Háblame! Silencio,
¿que le pasa al viento?
¿Es posible que le duela el movimiento?
El silencio me ha envuelto
para contarme que el viento
fue un hombre en su momento.
La vida le destrozó,
dejando a su amada
sumida en el dolor,
pero aquello no le venció.
Y así fue que se hizo viento
para acariciarla con pasión
regalándole cada mañana
un beso y su frescor,
para decirle te quiero,
con un susurro de amor.