Soy una obsesiva del orden y no lo puedo evitar. Intento pensar en otras cosas pero si veo algo fuera de lugar no logro pensar en nada hasta que lo pongo en el sitio que creo le corresponde.
Dificultad para interrelacionarme e imposibilidad de convivir, fueron algunas de las consecuencias que, dijo mi analista, puede traer esta “enfermedad del orden y la limpieza”.
Dicen que es muy común, y mucho más, en las mujeres. ¿Sos así? ¿Qué consecuencias te trae?
Es increíble el aumento de las horas que dedico semanalmente a limpiar mi casa. Disfruto de ver todo limpio. Amo consumir productos de limpieza y gozo el descubrir fragancias nuevas y composiciones alternativas de elementos anti grasa, limpiahornos, desinfectantes o limpiavidrios.
Sin dejar vetas y con una frecuencia no menor a dos veces por semana limpio los vidrios. A diario, la cocina y el living y dos veces al día repaso el baño.
Mi placard se encuentra ordenado con una precisión cuasi enfermiza. Las remeras van de mayor a menor y siempre respetando y relacionando los colores.