Soy la intermitente asfixia,
Soy el inacabado intérprete
de tatuajes ajenos.
No hay oráculo alguno, ni augurio
que pueda otorgarte el acceso a mis palabras
ni aun a mi propia vida.
No calmes este amor que no perdona,
No ruegues al destino que interfiera.
Y sigo a lo lejos,
Inmóvil, a la espera
de quien descifre mi alma a tiempo
antes que el pálido ahogo
recubra de azul mis venas.