Y me enamoro de ti, viento,
mientras juegas feliz con mis cabellos,
cubriéndome con ellos los ojos,
para no dejar ver mi lamento.
Carrusel de caballitos girando,
gira y gira en la misma dirección,
rugiendo su motor la vida, sin osar detenerse.
Golpea la cuerda el suelo, levantando hojarasca vieja
y polvo. La pequeña mueve el cuerpo al mismo ritmo,
para poder atravesar el vacío y comenzar a saltar:
¡pam, pam, pam!…”a la hoja, hoja verde, a la hoja
de laurel, de laurel…”. Pero se enreda pies, hoja,
cuerda, vacío, soplo, desplomando su pequeño
cuerpo. Ya no está la chiquilla,
ya se perdió en la existencia.
¡Ay! no puedo contigo vida…
tu ritmo es rápido, yo desatinadamente tardía.
Advierto que tan sólo quieres clavarme
punzones helados que penden de ti. Chuzos que en
su lento deshacer gotean dolor,
como fluía la sangre de aquella muchacha en su herida.
En una realidad difuminada…
no puedo contigo vida amada.
Sin embargo pararía el momento…
Sólo, tan sólo un instante para hablarte.
Para confesarte mi lugar en el cielo.
Para susurrarte cuál es mi parte en el universo.
Mas tu rechazo de tiempo me deja sin aliento,
y las estrellas se funden para que me pierda
en un cofre concebido de ilusiones inútiles.
Cargado de amores dolientes,
henchido de errores malditos.
Lamentando la espera del “Sí”,
en una autocompasión absurda.
Y me enamoro de ti, viento,
mientras juegas feliz con mis cabellos,
cubriéndome con ellos los ojos,
para no dejar ver mi lamento.
En una realidad difuminada…
no puedo contigo amada vida,
tu ritmo es rápido,
yo desatinadamente tardía.
Rompes mi sueño. Mi amor celoso guardado.
A la espera de poder ver más allá con la furia del
desbocado, aceptando tus dolorosos golpes.
Si, yo comprendo. ¡Ah! espíritu cruel que me
rescatas de nuevo, reavivando el sueño…:
“pam, pam, pam…” Con el mismo ritmo, con
el mismo compás a destiempo, continúa interminable
carrusel, incansable melancolía. Y el por qué yo,
irremediablemente, me enamoro
del aire, me seduzco del viento.
Y me enamoro de ti, viento,
mientras juegas feliz con mis cabellos,
cubriéndome con ellos los ojos,
para no dejar ver mi lamento.
En una realidad difuminada…
no puedo contigo amada vida,
tu ritmo es rápido,
yo desatinadamente tardía.
Desgarrándome el sueño,
¿por qué?, si eres tú mi dueño.
Respondes silencio a mi ruego…
…de que con la vida ya no puedo.