No hay persona madura que no haya pasado
los límites impuestos por el sufrimiento,
la depresión y el dolor.
Hace parte de la receta del desarrollo humano
una buena dosis de renuncia, límite, dolor y sufrimiento.
Cuando renunciamos, establecemos límites,
seleccionamos y definimos nuestra personalidad,
nuestro modo de ser.
Si no escogemos algunas cosas y rechazamos otras,
aunque esto nos haga sufrir,
siempre seremos personas dispersas,
confusas, indecisas y nunca alcanzaremos la unidad
y la madurez.
Somos verdaderos adultos y libres cuando
sabemos escoger a pesar del sufrimiento y de los sentimientos.
Esta es una buena prueba para ver nuestro grado de madurez.
El niño prefiere jugar a estudiar,
el adulto escoge visitar a un amigo enfermo
a cambio de un partido de fútbol, que le gusta tanto.
Siempre se requiere algún esfuerzo
para alcanzar nuestras metas.
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Mi reflexión es...
...que si nos esforzamos en ser mejores cada día,
seguro que lo lograremos, pero mientras vivamos en la desidia,
pensando en el qué vendrá,
o como vaya viniendo vamos viendo,
nunca conseguiremos crecer como personas,
pues no estamos interesados en ser mejores cada día,
sino vivir el cada día como venga...
Mis mejores deseos por un feliz final de tarde ,
y disfrutemos plenamente cada momento de nuestras vidas.