POSEIDÓN,EL REY DE LAS AGUAS
Hijo mayor de los primeros dioses Cronos y Rea, Poseidón gobierna las aguas todas, es rey de oceános, mares, ríos y lagos. Cabalga sobre las olas a lomo de blancos caballos, y salta con los rápidos y las cataratas. Todos los habitantes de las aguas son sus súbditos, y de su unión con una sirena nacieron los Tritones.
Poseidón eligió el mar como morada. En lo más profundo, allí donde la oscuridad es más espesa que el espacio alrededor de las estrellas, en el abismo del silencio, en la más gélida de las honduras, existe un reino de castillos dorados. Es Aigai, en el golfo de Eubea, donde habita el dios Poseidón desde el inicio del Olimpo, sometiendo el imperio líquido bajo su tridente. Sus famosos caballos tienen la crin dorada y las pezuñas de cobre.
Para Homero, Poseidón es "El que sacude la Tierra" y "El que rodea la Tierra". Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde le place, y encauza su ira provocando los temibles sismos.
Su esposa principal fue Amfitrite, una Nereida. Pero no fue la única. Como un fabuloso creador de monstruos, sus múltiples relaciones amorosas dieron como fruto este maravilloso bestiario fantástico:
Pégaso, el caballo alado, y Chrisaor, el de la espada de oro, hijos de su unión con Medusa. Kérkopes, los Aloadai, el gigante cíclope Polifemo, los gigantes Antaíos y Lamos, que era antropófago, el bandido Kerkion y el asesino Skirón, y en las estrellas, Orión, el Cazador maldito. Con su esposa más fiel procreó la raza de los Tritones, monstruos marinos con rostros humanos barbados y colas de dos extremidades, parecidas a las de los delfines. El cabello es de algas, tienen agallas tras las orejas y las manos parecen conchas.
También cuenta Platón, que Poseidón gobernó en la Atlántida, y que allí vivió en la montaña más alta con la joven Klito, con la que tuvo dos gemelos. El mayor de ellos fue Atlas.
Poseidón, llamado luego Neptuno, estará siempre presente en nuestra memoria cuando las olas se embravezcan y nuestro barco zozobre. Sólo él decidirá nuestra suerte de marinos.
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