FÉLIX RUBÉN GARCÍA SARMIENTO nació en Metapa en 1867 y murió en León en 1916.
Poeta, escritor, periodista y cuentista nicaragüense, se le conoció como Rubén Darío, nombre que ha quedado inscrito en la historia literaria
de Hispanoamérica como la máxima figura de la lírica contemporánea.
El ritmo, la armonía y el refinado gusto de sus composiciones literarias se han diseminado a lo largo y ancho de todas las literaturas en lengua castellana.
La Reina Mab: El hada que tiene un carro hecho de una sola perla.
Ella es la que escucha a los hombres quejandose y es quien les soluciona sus problemas envolviéndolos
en su velo que los hace soñar y les da alegría y esperanza.
El velo de la reina Mab
La reina Mab, diosa del sueño, se transporta en un rayo de luz y entra por una ventana a una habitación donde se encuentran unos hombres.
Ella les da unos dones muy especiales. A uno le da el poder de crear en mármol. A otro le toca en suerte el iris (los colores).
Un tercero recibe el don del ritmo y un cuarto, el don del cielo azul. En vez de sentir felicidad por los dones recibidos, estos hombres
se quejan mucho de los problemas que les acarrean los dones de la reina...El primero dice que nunca podría ser un gran escultor como
Fidias y se siente frustrado. El que recibe los colores del iris se queja porque siempre necesita vender sus cuadros para vivir.
El que recibe el don del ritmo dice que todos los sonidos se combinan y se confunden.
Al que le toca el cielo azul siempre busca inspiración en el cielo porque es poeta y él quisiera escribir algo inmortal y bello
pero piensa que los poetas no son apreciados y muchos se mueren de hambre, pobres.
Después de oir sus quejas, la reina Mab, desengañada y compasiva a la vez, los cubre con su velo de magia.
Los hombres se ponen a dormir y soñar acerca de las cosas que desean y ya no sienten tristes.
Símbolos:
La Reina Mab: representa la esperanza y la ilusión.
El mármol: representa la escultura
El Iris: representa la pintura
El sonido: representa la música
El azul: representa la inspiracion poética
La copa de las hadas
¿Fue en las islas de las rosas, en el país de los sueños, en donde hay niños risueños y enjambre de mariposas? Quizá. En sus grutas doradas, con sus diademas de oro, allí estaban, como un coro de reinas, todas las hadas. Las que tienen prisioneros a los silfos de la luz, las que andan con un capuz salpicado de luceros. Las que mantos de escarlata lucen con regio donaire, y las que hienden el aire con su varita de plata. ¿Era día o noche? El astro de la niebla sobre el tul, florecía en campo azul como un lirio de alabastro. Su peplo de oro la incierta alba ya había tendido. Era la hora en que en su nido toda alondra se despierta. Temblaba el limpio cristal del rocío de la noche, y estaba entreabierto el broche de la flor primaveral. Y en aquella región que era de la luz y la fortuna, cantaban un himno, a una, ave, aurora y primavera. Las hadas —aquella tropa brillante—, Delia, que he dicho, por un extraño capricho fabricaron una copa. Rara, bella, sin igual, y tan pura como bella, pues aún no ha bebido en ella ninguna boca mortal. De una azucena gentil hicieron el cáliz leve, que era de polvo de nieve y palidez de marfil. Y la base fue formada con un trémulo suspiro, de reflejos de zafiro y de luz cristalizada. La copa hecha se pensó en qué se pondría en ella (que es el todo, niña bella, de lo que te cuento yo). Una dijo: —La ilusión; otra dijo: —La belleza; otra dijo: —La riqueza; y otra más: —El corazón. La Reina Mab, que es discreta, dijo a la espléndida tropa: —Que se ponga en esa copa la felicidad completa. Y cuando habló Reina tal, produjo aplausos y asombros. Llevaba sobre sus hombros su soberbio manto real. Dejó caer la divina Reina de acento sonoro, algo como gotas de oro de una flauta cristalina. Ya la Reina Mab habló; cesó su olímpico gesto, y las hadas tanto han puesto que la copa se llenó. Amor, delicia, verdad, dicha, esplendor y riqueza, fe, poderío, belleza... ¡Toda la felicidad!... Y esta copa se guardó pura, sola, inmaculada. ¿Dónde? En una isla ignorada. ¿De dónde? ¡Se me olvidó!... ¿Fue en las islas de las rosas, en el país de los sueños, en donde hay niños risueños y enjambres de mariposas? ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Esto nada importa aquí, pues por decirte escribía que esta copa, niña mía, la deseo para ti.
RUBÉN DARÍO
Lo Fatal
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror ...
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡ Y no saber adónde vamos,ni de dónde venimos ! ...
Rubén Darío 1905(Nicaragua) |