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aitena es mucho más que una humorista o dibujante de cómics, se ha convertido en una suerte de gurú de la condición femenina. Las mujeres la adoran.
Y algunos hombres, por supuesto, también. Argentina, de orígenes vascos, confiesa que desea conocer el País Vasco.
La suya es una voz única que, desde un pequeño rincón del Uruguay, donde actualmente reside, se enfrenta a los problemas que afectan a las mujeres con un gran sentido del humor, sinceridad y ternura.
Maitena, que ha vendido en todo el mundo más de un millón de ejemplares de sus libros y ha logrado cautivar al público internacional, se extraña de su propio éxito.“Nunca hubiera pensado que lo que yo hacía era exportable, pero lo que pasa es que yo hablo de conductas de la vida cotidiana y de relaciones afectivas”, explicaba a Joan Barril en una entrevista realizada en Barcelona, con motivo de la presentación de su último libro: “Curvas peligrosas”: En palabras de Barril, “Hasta hace muy poco sólo los hombres hablaban de sí mismos y las mujeres no tenían ningún lugar. Tal vez de lo que se trataba era de hablar simplemente de personas. Y a ser posible de personas lúcidas, inteligentes y vitales. Ayer conocí a Maitena. Ella es así: lúcida, inteligente y vital”.
“Curvas peligrosas” es un libro “hecho absolutamente desde el deseo” por alguien que se detuvo a pensar que había llegado a un punto de su carrera que podía hacer lo que quisiera, porque le fue “bárbaro”. “Estuve seis meses pensando qué podía elegir y me salió este libro, que a mí me encanta, es el único que me gusta: ninguna de las páginas está forzada, algunas son más de humor, otras más reflexivas o poéticas. Me di todos los lujos y además sin pudor”, señaló. Entre sus “lujos”, está el dar rienda suelta a su lado cursi, “romanticón” y tierno, y no imponerse “la exigencia de hacer reír”. Todos sabemos que hay que andarse con cuidado con las curvas, y si en vez de pisar asfalto tocamos unas curvas femeninas, la cosa se pone al rojo vivo... De todos los caminos que existen para llegar al diálogo entre hombres y mujeres, Maitena ha elegido las curvas porque sabe muy bien que las vueltas más peligrosas no son las del cuerpo, sino las de la mente...
Para Quino, creador de Mafalda: “Maitena es muy espontánea y directa. Del ambiente “porteño” de su infancia ha asumido la alegría de vivir y el no tomarse las cosas demasiado en serio. En su juventud vivió una etapa “revolucionaria” y rebelde con el entorno familiar que también la marco enormemente. Nunca ha aspirado a convertirse en el espejo de la realidad. Al contrario: lo que ha hecho es agarrar la realidad, con espejo y todo, y arrojárnosla a la cabeza”. Así la definía este dibujante argentino, gran amigo de Maitena, en la presentación de una de las ediciones de “Mujeres Alteradas”.
Maitena, cuyo nombre completo es Maitena Burundarena, nació en Buenos Aires en 1962. Es la sexta de siete hermanos criados en el seno de una familia de destacados profesionales. Su madre es arquitecta y de origen polaco; su padre fue un académico conservador nacido en el País Vasco que ejerció como ministro de educación en el último gobierno militar que tuvo Argentina a principios de los 80. Aunque Maitena en euskera quiere decir “la más amada”, ella no se sintió especialmente preferida, recuerda que precisamente el humor fue su recurso para llamar la atención: “A la mesa nos sentábamos nueve personas, quedando el extremo más alejado reservado para los más pequeños, entre los que me encontraba yo. La única forma que había de lograr que mi padre nos hiciese caso era diciendo algo interesante, divertido o digno de ganar su atención, así que eso es lo que hacía”.
Tu padre era un vasco que se estableció en Argentina. ¿Cuando erais pequeños recuerdas si os hablaba mucho de sus orígenes vascos?
Mi padre y mis abuelos eran vascos de pura cepa. Mi padre vino a Buenos Aires desde de Ondarroa, y aunque no hablaba bien euskera, era un fanático de lo vasco... y nos comentaba cosas de su país, de sus tradiciones, de su paisaje, de su gente... Pero yo no soy fanática de nada, siempre preferí mantenerme al margen. Además, por mi madre, tengo un 50 % polaca y eso también tira. Sin embargo, en mi familia dicen que soy muy vasca de carácter, el vivo retrato de mi padre, igualita que él, sobre todo en los defectos... Tengo una hermana que fue a aprender euskera a un club vasco de Buenos Aires. Recuerdo que de pequeña mi padre me enseñaba una versión muy antigua de Martin Fierro en euskera. Él sí que viajó varias veces a su tierra de origen, pero nunca pudo llevarnos, porque somos siete hermanos y era muy complicado.
¿Conoces el País Vasco?
Aún no. Tengo unos primos en Euskadi y me gustaría mucho ir a visitarlos, pero todavía no he podido. Quiero ir en un viaje de placer, y no para trabajar, sino para estar con la gente, conversar y pasear.. Alguno de mis hermanos ya ha ido y me han dicho que te tratan de miedo, que te emborrachan desde la primera tarde, que todo es precioso y que se come de maravilla. ¡Ay!... A mí me encanta comer y beber... Tengo muchas ganas de ir y probar la cocina vasca. De España sólo conozco Barcelona y Madrid, las he visitado por trabajo. Me tengo que tomar unos días y viajar con tranquilidad. Sabes que pasa, tengo una niña de 5 años y eso no me ha facilitado desplazamientos largos, ahora la niña ya está creciendo y es otra cosa. A mí me gusta estar tranquila y probar comidas nuevas. No me gusta mezclar las cosas, el trabajo y el placer, porque vete a saber... a lo mejor las mezclo y es un desastre...
Tu último libro publicado en España es “Curvas peligrosas”. Habla de madres, de señoras “maduras” con experiencia, de hijas... Según dicen, con este libro “desvistes tu madurez”. ¿Es el que mejor refleja tu experiencia vital actual? ¿Cómo juzgan tu obra tus hijos mayores?
Sí, un poco sí. El último libro siempre recoge tu experiencia más inmediata. Estoy más lejos de “Mujeres alteradas”, que se hizo hace 10 años, y más cerca de “Curvas peligrosas” o de “Superadas”. “Curvas” es más reflexivo y poético, me doy mas libertades, por fin he podido hacerlo después de más de diez años de profesión. Por supuesto, mis hijos no leen mis libros. Eso es clásico entre los hijos de todos los escritores que conozco. Y me parece muy sano, ellos tienen necesidad de separar la persona publica de la privada. A pesar de todo, mi hija mayor , que ahora tiene 25 años, siempre pensó que mis libros se dirigían a mujeres “grandes”, y últimamente me dice que tengo razón, que alguno de mis chistes son pura verdad.
Pese a que a nivel internacional eres muy conocida y supongo te reclaman de todas partes, prefieres vivir tranquila en un pequeño pueblo de Uruguay. ¿Vas muy a menudo a Buenos Aires?
El pueblo donde estoy se llama La Pedrera, un pueblo muy chiquito de 100 habitantes cerca del mar, un lugar muy tranquilo de pescadores. A mí me gusta vivir cerca del mar, en la playa, deben ser mis genes vascos. Me encanta mucho el pescado fresco. Nuestra vida aquí es muy sencilla, soy una vecina más. No saben mucho de la fama. No hay bancos, ni librerías y se vive bastante al margen de la actualidad. Voy a menudo a Buenos Aires. Está relativamente cerca, a unos 400 km, y con un avión estás en media hora. En este pueblo nos conocemos todos y hablo con todo el mundo, ya llevamos muchos años viviendo aquí... Es cierto que en Buenos Aires todavía noto que me reconocen por la calle.
Tus temas preferidos son el amor, el desamor, el enamoramiento, la angustia, la soledad, el fracaso , el éxito, etc... expresados en una vida cotidiana con sentido del humor. ¿Crees necesario “desdramatizar las cosas” y tomarse la vida lo mejor posible? ¿A ti te costó mucho conseguirlo?
Es una receta que me aplico y me resulta muy saludable. Yo siempre digo que a mí me hace reír lo que me hace llorar, pero para que seamos capaces de reírnos de lo que nos hace llorar, es necesario que pase un tiempo para que seamos capaces de reelaborarlo. No es que a mí me hagan gracia mis desgracias o las ajenas y me lo tome todo con un gran humor. Soy muy dramática y vivo las cosas dándoles mucha importancia, pero después puedo darle la vuelta a lo ocurrido y mirarlo con otros ojos. Después de un tiempo es más fácil poder reírse de uno mismo.
En lo que se refiere a la conducta afectiva, ¿Crees que las mujeres somos más sentimentales?, ¿Sufrimos más? ¿Qué aconsejarías después de un fracaso amoroso?
Las mujeres tenemos como más permiso para todo lo que tiene que ver con las emociones, pero creo que los hombres también sufren bastante por amor. Después de un fracaso mi consejo es ponerte nueva ropa y cambiar de imagen. Eso es en general lo que hacemos todas, cambiamos el color del pelo, adelgazamos cuatro kilos y otra vez a la ruta.
Por tus dibujos no parece que el mundo de la pareja sea un paraíso. La vida doméstica y la convivencia no son idílicas... Sin embargo, parece que tú crees en la vida familiar y en la pareja.
Creo que creo bastante, y en ello estoy. Pero la convivencia resulta difícil, realmente hay que trabajar mucho cada día. En la vida en pareja es muy importante desarrollar una verdadera tolerancia, para que la convivencia no se transforme en un infierno. Y eso tiene que ver mucho con el amor de verdad. Aceptar al otro como es, amar al otro como es y permitirle manifestarse como es.
Con tus libros has llegado hasta cinco ediciones de “Mujeres alteradas” y dos ediciones de “Superadas” ¿En qué se diferencia una mujer alterada de una superada?
Creo que la superada es un poquito mayor, pero en realidad la “superada” proviene de una opinión de mi padre. Él se refería de una manera despectiva a “esas superadas” a las mujeres que tomaban anticonceptivos, trabajaban, se divorciaban, iban al psicoanalista... Para él las “superadas” estaban de vuelta de la familia y muy lejos de la cosas que eran tradicionales. La verdad es que a mí me parecía que lo decía de una manera muy graciosa. Lo de “superadas” es más bien una ironía, aunque mucha gente cree que lo digo con ira, en realidad es un chiste interno con mi padre.
En tus orígenes hacías cómics eróticos. ¿Como viviste esa etapa?. ¿No te apetecería recuperar ese estilo erótico desde la madurez?
No, la verdad es que no. Ahora prefiero poner el erotismo donde va. Entonces yo me pasaba muchas horas en el estudio y muy pocas en la cama. Te diría que me pasaba mas horas en el estudio que en cualquier otra parte. Me gusta como vivo ahora, ya no quisiera volver a esa etapa...
Jordi Barril decía de ti que eras una feminista de la concordia: ¿Eres consciente de que te has convertido en una especie de gurú del feminismo?, ¿Qué tipo de feminista te consideras?
No, no soy consciente de eso porque no le doy importancia. Estoy convencida de que el feminismo es el movimiento más importante del ultimo siglo, y creo que sin el feminismo aún estaríamos todas planchando ropa. Yo no milito por ese tema, ni hago bandera del mismo. Intento hacer mi trabajo desde mi feminismo personal, sin pretensiones. De todas maneras, si logro con mis viñetas generar preguntas o fomentar algunas conversaciones, pues esta muy bien, aunque yo no lo pretenda. No es mi intención.
El paso del tiempo parece que nos afecta especialmente a las mujeres. ¿No ocurre algo parecido con los hombres?.
¿Cómo crees que se podrían potenciar los valores de la madurez y la experiencia?
Porque ellos lo llevan mejor, jajaja, ya se sabe un hombres con canas es más interesante, ¿No?...
¿Cómo se podría potenciar que la madurez de la mujer también se considerase bonita?
La verdad es que le estoy dando la vuelta, porque estoy entrando en esa etapa, jajajaaa... y quiero seguir viéndome bien. Desgraciadamente, pienso que nuestra principal enemiga somos nosotras mismas, las propias mujeres, que aunque sigamos siendo deseables, admiradas y tan amadas como siempre, no nos vemos bien. La mirada de los otros sigue siendo amable y buena, pero nosotras nos miramos al espejo y añoramos nuestra imagen pasada...
Creo que el humor en los diarios es la opinión “gráfica” del mismo. No es fácil atreverse a “opinar”, ni conseguir un espacio en los medios de comunicación
¿Qué aconsejarías a las jóvenes dibujantes que quieren expresarse en los medios?
Cierto, no es muy fácil atreverse a opinar y conseguir un espacio propio. Los y las jóvenes dibujantes tienen que dibujar mucho, producir sin descanso y tratar de ubicar su trabajo en todo tipo de revistas. En un principio, hay que dibujar y dibujar, y publicar donde sea. Ya llegará el momento de estar en el lugar que a uno le gustaría. Sobre todo, es importante tener una vida propia y tener ganas de decir cosas, sin miedo, superar el miedo a opinar diferente y a crear polémica. Sobre todo hay que estar vivo, divertirse, salir, ir al cine, tener amigos, ver cosas, y después, trabajar tu propio lenguaje para transmitirlo.
Por tus viñetas pasan todo tipo de mujeres, pero supongo que hay algunas con las que te sientes más identificada que con otras ...
¿ Cómo ves al tipo de mujer triunfadora que a la primera de cambio se declara antifeminista?
En general, a mi no me gusta la gente que cambia de actitud. Me gusta la gente que se atreve a cambiar de vida y cambiar de estilo. No la gente que cambia de vida y cambia de opinión para adaptarse a la nueva situación. Hace 20 años esas mujeres “antifeministas” me ponían de los nervios, las hubiera agarrado de los pelos... pero ahora no. Son un mal ejemplo, desde luego, pero están en un lugar de mucha soledad. Se paga un precio muy grande por alejarte de las mujeres. Yo creo que es bueno que las mujeres tengamos amigas y sigamos reivindicando cosas nuestras.
La pregunta del millón... ¿Por qué hay tan pocas mujeres humoristas?
Porque el humor tiene características que tradicionalmente no tiene que ver con lo femenino, pero eso esta revirtiendo y esta cambiando. El humor es irónico y mordaz, es incisivo y no está bien visto en las mujeres.
Maitena, que ha heredado del ambiente “porteño” de su infancia la alegría de vivir y el no tomarse las cosas demasiado en serio, confiesa parecerse a su padre en su lucidez y su amor a la polémica.
Asumió en su juventud “revolucionaria” un talante provocador y feminista que sigue expresando en sus viñetas.