Tal vez llevado por el calor de la tribuna política, Néstor Kirchner dijo que el gobierno de su esposa era el mejor de la historia de la Patria. Desde mi punto de vista luce un tanto desproporcionado sostener que el gobierno de Cristina Fernández superó al de Sarmiento, Mitre, Roca o Pellegrini. Por dar algunos ejemplos, entre 1881 y 1900 llegaron y se quedaron a vivir en el país 1.489.000 extranjeros. Entre 1901 y 1910 llegaron a la Argentina 1.764.000 personas (Fuente: Díaz Alejandro. Ensayo sobre la historia económica argentina ). Italianos, españoles, franceses, alemanes, polacos y rusos, entre otras nacionalidades, venían al país porque ofrecía oportunidades de progreso. Francamente, no se percibe que hoy, bajo el gobierno del matrimonio, tengamos una inmigración de esa envergadura. Más bien nuestros hijos se plantean en qué país, que no sea éste, pueden tener un futuro mejor.
Por más que quiera descalificarse a la generación del 80, inspirada políticamente en las ideas de la generación del 37, lo cierto es que transformó a la Argentina de un desierto a uno de los países más prósperos del mundo de esos años.
Ya en la década del 20 la Argentina tenía un comercio exterior (exportaciones + importaciones) que representaban el 50,1% del conjunto de los siguientes países: Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Paraguay. En 2007, aún con el viento a favor del mundo (real y euro fuertes frente al dólar, aumento de los precios de los commodities y el mundo creciendo a tasas anuales del 4 al 5 por ciento) nuestro comercio exterior representó solamente el 15% del conjunto de los países mencionados. Una diferencia de nada menos que 35 puntos porcentuales.
En La Economía Argentina de Alejandro Bunge, pueden encontrarse los siguientes datos. Hacia la década del 20, de los 88.000 kms. de líneas férreas que había en América latina, el 42,7% estaba en la Argentina. Hoy todavía estamos esperando el tren bala y, por la forma en que la gente viaja en los trenes suburbanos, no podríamos afirmar que somos un modelo de país ferroviario.
Es más, en esos años se transportaba el 60% de la carga total y el 57% del total de pasajeros de América latina. Además, de las 349.000 líneas telefónicas que había en los países mencionados, 157.000 estaban en la Argentina. De los 214.000 automóviles que había en la región, el 58% correspondía al país. Hoy, nuestro mercado automotor deber ser el 10% del de Brasil.
Otro dato interesante es que desde principios del siglo XX y hasta la crisis del 29, las exportaciones argentinas representaban entre el 2 y el 3 por ciento de las exportaciones mundiales y en 2008, con el mundo a favor, nos mantuvimos en el 0,4% que teníamos en las décadas del 80 y del 90. Para ubicarnos en contexto, si la Argentina hubiese mantenido su participación del 2% del comercio mundial, deberíamos estar exportando U$S 321.000 millones anuales.
Es cierto que en los últimos años las exportaciones argentinas crecieron, pero con toda sinceridad, todo parece indicar que crecieron no por las políticas aplicadas por el matrimonio sino a pesar del matrimonio. Ejemplo, entre 2003 y 2008 las exportaciones nacionales se multiplicaron por 2 y las chilenas por 3. Actualmente Chile exporta casi el mismo valor absoluto que la Argentina mientras Brasil está en el orden de los U$S 198.000 millones anuales.
Por supuesto que uno no puede pedir que en 7 años se transformen por completo décadas de decadencia, pero en rigor de verdad si Cristina Fernández festeja que entrega subsidios para 3,5 millones de niños, implementa los planes Trabajar por los cuales se pelean los diferentes grupos piqueteros y una batería de otros planes sociales, quiere decir que en vez de mejorar estamos empeorando. Puesto en otros términos, si el modelo fuera tan exitoso y el mejor de toda la historia de la Patria, los padres de familia tendrían que poder mantener a sus hijos con el fruto de su trabajo y no mediante subsidios que le otorga el Estado. Me animaría a afirmar que si los $ 180 se entregan plenos a condición de que los chicos vayan al colegio, la Argentina ha caído en un nivel de degradación muy grande, porque si tenemos que entregar subsidios a los padres de familia para que sus hijos estudien, muy bien no estamos funcionando. Ni económica ni moralmente. Un modelo exitoso se traduciría en nuevos puestos de trabajo, mejor remunerados y los padres de familia manteniendo a sus hijos y mandándolos al colegio por el futuro de ellos y no por cumplir con un plan social.
Francamente no se observa hoy en día el aluvión de inversiones que atraía nuestra patria a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, y mucho menos una corriente inmigratoria fenomenal buscando un porvenir. Más bien se observa a empresarios analizando en qué otro país van a invertir que no sea la Argentina, a dirigentes piqueteros peleando por las migajas de los planes trabajar y otros subsistiendo en base a subsidios que se los devora la inflación.
En definitiva, si comparamos la Argentina del primer centenario en que la gente venía a radicarse porque con su trabajo y esfuerzo progresaba, con la actual en que se ha impuesto la cultura de la dádiva en reemplazo de la cultura del trabajo, me parece que estamos utilizando parámetros muy diferentes para definir cuál fue el mejor gobierno de la historia de la Patria. Algunos consideraremos que el mejor es aquel que crea las condiciones para que la gente pueda tener la dignidad de vivir del fruto de su trabajo. Otros consideran que estamos en presencia del mejor gobierno de la historia cuando, por falta de seguridad jurídica no hay inversiones y, por lo tanto, falta el trabajo y la gente tiene que vivir de la dádiva del gobierno de turno.
Progresar por el esfuerzo personal o vivir de las dádivas del Estado son dos modelos de país diferente. En el primer centenario de nuestra patria, la gente vivía de su trabajo. Hoy depende de la dádiva. ¿Cuál es el mejor gobierno de la historia?