Raquel San Martín
LA NACION
Los recientes festejos del Bicentenario dejaron pocos testimonios perdurables en la ciudad. El Cabildo de Buenos Aires, único testigo civil de los 200 años de vida del país, es una de las excepciones.
El museo que funciona en ese edificio emblemático acaba de aprovechar la fecha patria para inaugurar una renovación total, que atravesó los techos y los muros, reformó el sistema de iluminación, la carpintería y la instalación eléctrica; actualizó el sistema de seguridad y, sobre todo, actualizó la organización de los objetos que exhibe y la forma de llegar al público con su relato de la historia, que excede los acontecimientos de mayo de 1810.
"Hicimos un replanteo de la historia desde el siglo XXI, usando una museografía más moderna y tecnología para comunicar de manera más dinámica. Sin abandonar el objetivo de contar la historia, la idea fue hacer también un entretenimiento cultural", dijo Gabriel Miremont, coordinador de la nueva puesta.
El trabajo empezó a idearse el año pasado, con un equipo de expertos de la Dirección Nacional de Museos, conducido por Elina Tassara -que trabajó en la restauración de la Capilla Sixtina, en el Vaticano- y el staff del Cabildo. Las obras, cuya realización se licitó a través de un organismo de Naciones Unidas, se realizaron en tiempo récord: 45 días. Todo demandó una inversión de 3 millones de pesos, que aportó la Secretaría de Cultura de la Nación.
El "nuevo" museo del Cabildo abrió sus puertas el 23 de mayo pasado y hasta el 30 de ese mes ya había recibido 36.000 visitantes. Los fines de semana suelen pasar por el edificio entre 1000 y 2000 personas, con picos de 3500, comentó su directora, María Angélica Vernet.
Novedades para el visitante
Los visitantes -que ayer al mediodía recorrían el edificio como en hora pico- encontrarán ahora salas más amigables y luminosas, con vitrinas nuevas, gigantografías, aportes contemporáneos que contextualizan la historia y tecnología para interactuar con ella. Es la reforma más profunda que se encara en los últimos diez años.
"Se eligieron los objetos más representativos de la colección del museo y se los redistribuyó", dijo el director de Patrimonio y Museos, Alberto Petrina. En la planta baja se cuenta el lugar de la institución del Cabildo en Buenos Aires y se reconstruye el lugar donde funcionó la primera cárcel de la ciudad. "Esta sala y los cimientos son los únicos espacios que quedan del siglo XVIII", dijo Petrina. El edificio original fue sufriendo los avatares de los gustos arquitectónicos, que lo fueron achicando, le afrancesaron la torre, la derribaron y lo reconstruyeron casi totalmente en 1940.
En el primer piso, donde se tiene la impresión de vivir más de cerca la historia de 1810, se reconstruye una sala de audiencias con mobiliario original y hay acceso ahora habilitado al histórico balcón. Hay aquí y allá valiosos objetos históricos, algunos rescatados del depósito del museo: la primera imprenta del país; una invitación original al Cabildo Abierto del 22 de mayo; un estandarte ganado a los ingleses.
El museo del Cabildo está abierto de martes a viernes, de 10.30 a 17, y los domingos y feriados de 11.30 a 18.