Un día como el de hoy, pero del año 1910, nace en Skopje ( una antigua ciudad de Albania, hoy perteneciente a la República Yugoslava de Macedonia),Agnes Gonscha Bovaxhiu. Años más tarde, tomaría el nombre de Teresa en honor a Santa Terréese de Lisieux. Desde su niñez fue víctima del nacionalismo y ella odiaría esa palabra en cualquier lugar. A los 18 años ingresó en la Congregación de Nuestra Señora de Loreto de Irlanda y fue enviada como misionera a la India. Durante varios años se dedicó a la enseñanza de los jóvenes de buena posición, pero en 1946 abandonó el profesorado y se dedicó a cuidar y ayudar a la gente más necesitada de Calcuta. Fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Caridad, repartidas en más de 150 comunidades por más de 34 países. Agasajada por Príncipes y Banqueros, Reyes y altos Mandatarios, Papas y artistas, aquella monjita venida de los Balcanes, pobre, humilde y de exigua estatura, se había convertido en el símbolo por excelencia de una santa viva, ante la que se postró el mismísimo Papa Juan Pablo II. Ganó el Premio Nobel de la Paz en 1979, pero sus mayores premios fueron las vidas salvadas y los corazones conmovidos. El legado de esta misionera, que intentó convertir el infierno de Calcuta en una casa con calor de hogar, permanecerá en la conciencia de la Humanidad como un aldabonazo de solidaridad y amor hacia los más desfavorecidos.
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