El 15 de agosto de 1810 nació Mariano Eusebio de Saavedra, hijo de don Cornelio de Saavedra, presidente de la Junta, y de doña Saturnina de Otálora.
Después de los estudios y tras la muerte de su padre, en 1829, se dedicó a la administración de los campos familiares en el Rincón de Cabrera, cerca de Zárate. Debió soportar una dura prueba con la sequía de 1830, que dejó a muchos productores casi arruinados. También fue propietario de un saladero en Barracas al Sur.
Desempeñó distintos cargos públicos: consejero de la municipalidad de la capital, director y presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, diputado y senador provincial. Ocupaba una banca cuando fue elegido gobernador, el 14 de octubre de 1862. Debía completar la gestión del general Bartolomé Mitre, cuando éste asumió la presidencia de la Nación, y fue reelegido por un período más, hasta mayo de 1866.
A una adecuada reducción de gastos y una inteligente administración, se unió su preocupación por el campo, con la división y distribución de la tierra pública, como un medio de desarrollar la agricultura, favoreciendo la radicación de los inmigrantes.
Propició la ley del 8 de julio de 1863, que reglamentó la venta y el arrendamiento de tierras públicas en Chivilcoy; ciudad que visitó en abril de 1865 para elegir, con las autoridades del ferrocarril, el sitio donde levantar la estación; preocupación no menor de su gestión, ya que en ese lapso el camino de hierro llegó a San Fernando, Mercedes, Tigre y se comenzaron las obras para extenderlo a Ensenada y Chascomús.
Igualmente se preocupó Saavedra por agilizar la forma de obtener los terrenos de quintas y chacras en los ejidos de la campaña; autorizó a las municipalidades de Bahía Blanca y Patagones a repartir en propiedad solares para producir los frutos de la tierra. También dispuso que se vendieran 800 leguas fiscales de campo.
De esa forma, utilizó la tierra para equilibrar las finanzas, valorizar el papel moneda y posibilitar la población de la campaña. Para ello dividió la provincia al interior y al exterior del Salado, con la creación de numerosos partidos: Saladillo, Tapalqué, General Lavalle, Mar Chiquita, Tres Arroyos, 9 de Julio, Las Heras, Suipacha, Ramallo, Chacabuco, Balcarce, Necochea, Rauch, Guardia Nacional (Chacabuco), Lincoln, Rivadavia, entre otros.
Trabajó, además, en la formación del Registro Gráfico de las Propiedades Rurales de la provincia de Buenos Aires, que llevó a cabo el Departamento Topográfico.
Toda esta tarea sufrió el golpe de la Guerra de la Triple Alianza. Las milicias de la provincia fueron incorporadas al ejército nacional para combatir en esa campaña.
A dos siglos de su nacimiento, merece recordarse su acción de gobierno y la agudeza con que entendió el papel del campo en el desarrollo nacional.
Por Roberto L. Elissalde
Para LA NACION