LA VEREDA

Corral de la infancia suburbana
Paisaje de los primeros ojos
Un limite ... el cordón
Barranca de cemento hacia el río de las aguas servidas
Un hilito maloliente en los días soleados
Un río caudaloso para el niño en los días de lluvia ...
Río que llevaba los barquitos de papel hasta la esquina,
Donde morían desarmados como la cuarta carabela de Colón
Río para probar las botas de goma nuevas
Río que se ensanchaba a veces como un océano,
Hasta el cordón de enfrente
Limite de la libertad del niño
“no me bajes al cordón”
“subite a la vereda por favor”

El otro límite ... la pared de la casa
Pared para apoyarse, para rasgar con un carbón,
Para pintar monigotes, contar el punto y coma
el que no se escondió, se embroma ...
Para escribir malas palabras ...
para apoyar la sillita de mimbre en el atardecer de barrio
pared para apoyar la figurita jugando a la tapadita
o para chantar en su raíz la chapita airosa del espejito ganador
pared de cemento, de lajas, de granito pulido
maloliente a orinas de gatos y perros
caliente del sol,
Paredón pa cabecear solo la pulpo de goma

Después la vereda
Campo de desparejas baldosas de forma y color vainilla
A veces desde la pared hasta la vereda
A veces hasta la mitad
La otra mitad de tierra, apisonada de tanto juego de niño
La bolita ...
Raya y mita, hoyo y cuarta tramposa
La pinina, la marmolita, el bolon, el acerito
Hoyo tarreado, me la quemó ...
Vereda que por décadas baldeo la vieja
vereda humeda, con aroma a tierra mojada
vereda del rango, de la rayuela,
pista del triciclo y el monopatín.

Y después el cielo,
Punto cardinal único, personal
Cada vereda tiene su cielo,
Nubes pasajeras, ventanas del sol.
Avioncito de safac, barrilete enganchado en los cables
Cielo sin ocaso,
sin línea de horizonte.
Cielo de las noches cristalinas,
de las estrellas escondidas detrás del farol,
cielo azul que no es azul,
Techo de la infancia,
cielorraso de mi vereda.

A.J.Muller (Tito)