Tradiciones Pascuales alrededor del mundo.
La Pascua tiene distintas manifestaciones, en diversos lugares del planeta.
En Jerusalén (cuyo nombre significa "Doble Procesión de Paz", la celebración comienza con una serie de procesiones. El Viernes Santo, miles de feligreses cristianos reconstruyen las últimas pisadas de Jesús. Más tarde, los peregrinos visitan el Santo Sepulcro; la tumba donde, según la tradición se colocó a Cristo. Mujeres vestidas de negro ungen la piedra sepulcral con aceite; lloran sobre ella y la besan.
En la Ciudad del Vaticano, el Papa celebra una misa especial. Para esta ocasión acude todo el cuerpo diplomático; centenares de cardenales, prelados y sacerdotes y monjas, además de miles de peregrinos, que llenan la Plaza de San Pedro.
Sin embargo, la Pascua no siempre es sinónimo de solemnidad, misa y peregrinación. Pues muchas de estas "nuevas formas" de celebración tienen raíces en costumbres autóctonas y supersticiosas.
Para algunos filipinos, por ejemplo, la Semana Santa -conocida como "Mahal na Araw''- es una época para infligirse castigo. Pese a que esta práctica ha sido condenada por la Iglesia, muchos, queriendo hacer expiación pública de sus pecados, siguen practicando la flagelación.
Algunas mujeres se dirigen a distintos santuarios y limpian las imágenes de Cristo con un pañuelo. Luego, se aplican la prenda sobre el cuerpo, creyendo que de ese modo curarán alguna afección.
En ciertas regiones de Guatemala, los indios quichés oran arrodillados ante mazorcas de maíz (alimento básico de este pueblo). Sucede que la celebración de estos ritos tradicionales, en honor a la fertilidad, coincide con la Semana Santa. Su esperanza es que la Pascua les traiga una cosecha abundante.
En otros países, los agüeros influyen notablemente en esta celebración.
Los finlandeses, en la noche anterior al inicio de Semana Santa están a la caza de los gnomos..., unas "criaturas parecidas a brujas" -según narra la tradición-, que cometen todo tipo de vandalismos, contra su ganado y sus propiedades. Se cree que estos supuestos gnomos, son en realidad mujeres ancianas, que llevadas por la envidia encuentran un malicioso placer causando infortunio a los vecinos más prósperos.
Pascua a la Argentina
En Argentina, todos los Jueves Santos, y a media mañana, se celebra la misa crismal en la Catedral metropolitana. Así se da comienzo al triduo pascual de la Semana Santa, que antecede al Domingo de Pascua.
Participan de esta ceremonia todos los sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires; ocasión en la que el clero renueva las promesas sacerdotales que realizó cuando fue ordenado.
Por la tarde se oficia la misa de la cena del Señor, en la que se rememora la última cena de Cristo, junto a sus doce apóstoles, y la institución de la Eucaristía. Durante el oficio, el sacerdote celebrante lava los pies de doce ancianos como gesto de humildad.
En tanto que el Viernes Santo -día de ayuno y abstinencia-, un obispo vicario preside la Celebración, que evoca la pasión y muerte de Cristo. Al finalizar la jornada, se realiza el Vía Crucis, en la Plaza de Mayo y se recorren distintos templos aledaños.
El sábado está dedicado al lamento por la muerte de Jesús, mientras que el domingo se celebra la máxima fiesta de la Cristiandad pues es el centro del año cristiano.
En la provincia de La Rioja, por ejemplo, los feligreses peregrinan hacia el paraje denominado "Señor de la Peña", para evocar el sacrificio de Jesús. Se reúnen en un gran peñasco de quince metros de altura, ubicado en una zona desértica llamada "Barreal de Arauco", a 86 kilómetros de la capital riojana.
En la localidad de Tilcara, por las calles se efectúa la "Procesión del Cristo Yaciente". Y en cada esquina se colocan las tradicionales ermitas, que evocan pasajes bíblicos.
Lo cierto, es que poco a poco se va perdiendo en todo el mundo, el sentido religioso de esta celebración. Y por otra parte, habrá que ver qué se entiende, tanto hoy como ayer, por "significado religioso", ya que lo religioso no es exclusivo de las religiones más importantes de la humanidad que han perdurado hasta la actualidad. La religiosidad, en todas sus formas, existe desde tiempos remotos y aunque sea reconfigurada bajo nuevas formas, nunca termina de perecer. En algunos casos, sobrevive en la exposición de este mundo caótico; pera también "otra" religión, de características antiguas, que subyace y que fluye como caldo de cultivo, desde las entrañas de la Tierra y la memoria.
Hoy la Semana Santa es para muchos, sinónimo de "mini-turismo". Y coma si fuera poco, desde el inicio de la Cuaresma, (los 40 días de preparación previos al domingo de Pascua), un tiempo supuestamente llamado al recato y a la penitencia, los obispos advierten la desnaturalización de esta conmemoración, provocada en parte por la continuidad de los festejos de carnaval.
Como quiera que sea, y pese a las distintas interpretaciones que tiene la celebración de le Pascua; este suceso continúa conmoviendo al mundo entero, creyentes o ateos. Porque más allá de lo sagrado o profano, la Pascua es una maravillosa conjunción de ritos, cultura, creencias y leyendas del imaginario y de la realidad.
Los huevos de Pascua
Las tradiciones en esta fiesta han ido variando con el correr de los siglos hasta llegar a convertirse, para la gran mayoría de la gente, en una semana donde no se trabaja y se comen los famosos huevos de Pascua. De hecho, el Domingo Santo es uno de los dos días del año en el que se consume más chocolates (el otro es la Navidad).
Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adiquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
La tradición de regalar huevos de Pascua viene de hace muchísimos siglos, más de lo que te puedas imaginar. Todo es debido a que los cristianos católicos que seguían la abstinencia cuaresmal, no podían comer huevos ni tampoco productos lácteos. Los fieles los guardaban y una vez terminada la cuaresma los regalaban (¡¡¡imagínate cuántos huevos tenían en la despensa!!!). Pero ... ya te digo que esto viene de muy lejos, porque ya en el siglo XVII, el Papa Alejandro VII , no lo tenía del "todo claro" que los huevos tenían que ser prohibidos durante el tiempo cuaresmal. Así lo manifestaba en un decreto publicado el 18 de marzo de 1666:
"No es evidente que obligue la costumbre de no comer huevos y lacticíneos en cuaresma".
Por lo tanto, ya en aquella época el consumo de huevos habría sido permitido. Cabe decir, querido cibernauta, que los tiempos han cambiado y que la Iglesia Católica recomienda solamente la abstinencia de carne los viernes de cuaresma.
La tradición de regalar huevos el domingo de Pascua continuó, principalmente en los países anglosajones, Estados Unidos y en la Europa Central. Es un regalo muy apreciado por aquél que los recibe. Están pintados de diferentes colores y se regalan en pequeñas cestas. Uno de los países europeos que más lo vive es Alemania; se sabe, curiosamente, que la tradición en Estados Unidos vino gracias a unos alemanes que promocionaron dicha costumbre en aquel país. Como que la mayoría de ellos son para los niños, no solamente hay huevos de gallina, sino también de chocolate.
Los huevos también fueron protagonistas en la época griega. Los griegos pintaban huevos y los comían en las fiestas de primavera, pero como ves, esta tradición no es la que motivó que dicho producto alimenticio fuera el protagonista de la Pascua. También los huevos en muchas culturas han significa "vida" y "fertilidad" y en la antigua Roma se regalaban en los festivales de primavera.
Si tenemos que buscar un simbolismo cristiano al huevo, este puede ser el del principio del universo y de la creación, el sentido de una "vida nueva", tal como indica la Pascua. Una vida nueva que nos la da el Jesucristo resucitado.
En la época que los huevos no eran permitidos para el consumo en el tiempo de cuaresma, todas aquellas personas que los habían guardado se reunían el domingo de Pascua delante de la iglesia de su ciudad para que el sacerdote los bendijera en la primera función litúrgica.
Existe una tradición que explica el porque de que muchos de estos huevos estén pintados de color rojo. Según esta leyenda, unos vecinos de Jerusalén dieron a unos niños unos huevos para que se los tirasen a Jesús cuando éste pasase delante de ellos camino del Calvario. En el momento que éstos los tocaron, los huevos se enrojecieron de sangre.
Existe también un juego que es el de rodar huevos sobre el césped del jardín de la casa o en el campo, intentando que estos no se rompan. La tradición popular lo relaciona con el hecho de rodar la piedra del sepulcro en el cual estaba Jesús.
En Francia y en otros país europeos era tradición que el Domingo de Pascua, los jóvenes organizaran procesiones para recoger huevos y después dárselos a los hospitales y centros de acogida.
En España y especialmente en Catalunya la tradición de regalar huevos pintados no se conserva actualmente y los únicos que se regalan en Catalunya se encuentran en la "Mona de Pascua" de la cuál tienes información en nuestro apartado de gastronomía pascual. Sin embargo, en algunos pueblos catalanes, hace muchos siglos, se había realizado el juego de "Jugar-se els ous" (Jugarse los huevos). Participaban solamente los novios y ganaba aquél o aquella que más pronto sorprendiera a su amado en la mañana del domingo de Pascua. El juego, aunque no lo parezca, es bastante divertido, ya que al amanecer los jugadores entraban en sana competencia para esconderse el uno del otro. Ganaba aquél que decía la frase: "Pasqua és vinguda; els ous són meus" (Ha llegado la Pascua, los huevos son míos).
Un conocido dicho catalán reza: "Pasqua sense ous, com Nadal sense torrons" (Pascua sin huevos, como Navidad sin turrones).
En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.