Un día como el de hoy, pero del año 1473, nace en Torun (Polonia) Nicolás Copérnico. En Astronomía demostró que los movimientos aparentes del Sol y de las estrellas se podían explicar admitiendo el doble movimiento de la Tierra, su rotación diaria sobre su eje, y su traslación anual alrededor del Sol. Su tesis heliocéntrica que contradecía la tradicional teoría geocéntrica de Tolomeo, ponía en entredicho la teología cristiana. Cuando Copérnico sugirió esta idea en las primeras décadas del 1500, despertó tanta controversia que hasta el mismo Papa intervino en el asunto. El concepto de una Tierra desplazándose, era prácticamente absurdo desde el sentido común : ¿Cómo era posible que tamaño movimiento no pudiera percibirse? Peor aún, contradecía el sistema cosmogónico tradicionalmente aceptado por la Iglesia Católica, donde la Tierra y los hombres eran el centro de la Creación. Las implicaciones filosóficas que esto representaba, al despojar al hombre de su privilegiada posición central en el Universo, hicieron que Copérnico no se decidiese a publicar su obra “De Revolutionibus orbium caelestium” por la reacción que temía despertar en los círculos eclesiásticos. Finalmente, su libro vió la luz poco antes de cumplirse un año de su muerte. Pero fue considerado “sacrílego” y se sumó al Índice de libros prohibidos. La imposibilidad matemática, astronómica y física de demostrar el modelo heliocéntrico, hizo que éste se perdiera en el tiempo, aguardando el momento adecuado para ser universalmente aceptado y científicamente comprobado por Galileo Galilei, Kepler y Newton.