Es uno de los pocos grandes pintores de la calle en el mundo ( junto a Julian Beever , Eduardo Relero).
Wenner nació en Ann Arbor, Michigan y creció en Santa Bárbara, California.
Su primer mural lo realizó a la edad de 16 años y al cumplir los 17 ya trabajaba como artista gráfico.
Trabajó para la NASA como ilustrador científico, creando bocetos para proyectos espaciales del futuro.
En 1982 dejó la NASA y se trasladó a Italia para estudiar arte.
Viviendo en Roma estudió los grandes maestros, su inclinación artística lo llevó hacia el arte figurativo neoclásico que le ayudó a desarrollar su particular estilo.
La pintura en la calle es una práctica artística que nació en el siglo XVI en Italia ( precursores de los graffitis).
Los Madonnaris eran artistas vagabundos que viajaban de pueblo en pueblo realizando ilustraciones de la virgen María
(la Madonna, de ahí su nombre) en cualquier superficie disponible, y se procuraban sustento gracias a las monedas que los transeúntes les arrojaban,
ya fuera por su habilidad o por devoción a la virgen María.Kurt Wenner, caminando en la calle vio un artista afanarse con tizas de colores sobre una acera.
Al preguntarle al artista qué es lo que estaba haciendo, éste le contó esta tradicion.
Tras ver algunas de las ilustraciones de Wenner, el artista italiano lo invitó a terminar de dibujar la cabeza de un ángel mientras él asistía a la iglesia.
Desde ese momento Kurt Wenner, comenzó por si solo el renacimiento de una práctica artística casi perdida.
Armado con tizas de colores que él mismo fabrica, Wenner adaptó su propia técnica a la anamórfosis, mediante la cual, con cuidadosa planeación
y una gran vision espacial, logra imágenes de una cualidad tridimensional cuando el espectador las aprecia desde la perspectiva correcta.
La habilidad de Kurt Wenner logra escenas que parecen salir de la tierra y estimulan la imaginación de los espectadores,
al convertir un aburrido pedazo de suelo en una fascinante maravilla.Su obras, sin embargo, son efímeras:
los elementos naturales y el tiempo se ocupan de eliminar sus creaciones. Werner no se entristece demasiado:
“la pintura en la calle es arte en vivo“, explica. “Es como asistir a un recital sinfónico. Cuando la música termina todos parten con un recuerdo de la música.
Mi obra es similar, sólo que la que queda es una impresión visual. Y así como un disco ayuda a preservar el momento, siempre fotografío
mis pinturas cuando termino”.Sus obras son maravillosas, provoca muchas sensaciones e ilusiones ópticas.