Un día como el de hoy, pero del año 1955, fallece en Princeton (EEUU) Albert Einstein, uno de los intelectuales más creativos, cuyas avanzadas teorías de la relatividad y la gravitación revolucionaron la ciencia y la filosofía. Nacido en Alemania, Albert fue desde niño un apasionado de las ecuaciones y estaba dotado de una exquisita sensibilidad que desplegó en el aprendizaje del violín. En su adolescencia, a pesar que el colegio no lo motivaba, llegó a ser un excelente estudiante de matemáticas y física. A los 16 años decidió abandonar su país natal para reunirse con sus padres en Italia. Durante este período empezó a contemplar los efectos del movimiento a la velocidad de la luz, un rompecabezas cuya resolución cambiaría para siempre la Física y la Cosmología. Vivirá un tiempo en Suiza y en 1909 trabajará como docente en Praga y en Berlín. Dará a conocer su “Teoría general de la relatividad” en 1916, durante un período pleno de vivacidad y alegría para él. Con la llegada de Hitler, debido a su oposición a éste, se vió obligado a viajar constantemente para eludir la persecución nazi. Vivió en Bélgica, en Francia y Gran Bretaña hasta establecerse definitivamente en EEUU. Einstein es uno de los pensadores más ilustres del Siglo XX. Su adhesión al Socialismo, y su compromiso con la sociedad y la historia que le tocó vivir, lo convirtieron en un librepensador sacudidor de conciencias. Nunca calló cuando tenía que hablar, y es por ello que su nombre no sólo ha pasado a la Historia de la Humanidad por sus contribuciones científicas, sino también por sus aportaciones morales.