Seguro que más de una vez te ha parecido ver en tu animal de compañía algo parecido a una sonrisa ¿Lo es realmente? ¿Tienen los animales la capacidad de sonreír ligada a una emoción determinada o es solo un gesto carente de significado?
Es cierto que son capaces de sentir y expresar emociones, corren, brincan, mueven la cola, te lamen la mano … Según el profesor Nicholas Dodman de la Escuela Cummings de Medicina Veterinaria de la Universidad Tufts (Massachusetts) es posible que los animales sientan no solo emociones primarias tales como miedo, ira, tristeza y felicidad, sino también emociones secundarias como vergüenza y celos, llegando incluso a poder transmitirlas.
Mediante el estudio de su expresión facial, especialmente en los perros, se puede ver la curvatura perteneciente a una sonrisa, hecho mucho más difícil de identificar en un gato ya que su boca es curva y es más complicado determinar si lo que pretenden es sonreír; lo que sí se puede afirmar es que también son susceptibles de experimentar y comunicar emociones y sentimientos.
También señala que hay otros animales capaces de demostrar emociones, por ejemplo los chimpancés, que pueden reflejar en sus expresiones su deseo de jugar, y las menos atractivas ratas. Según un estudio publicado por la Universidad de Washington éstas últimas son capaces de vocalizar un sonido primitivo y chirriante que podría ser parecido a la risa cuando se les hace cosquillas o juegan con sus congéneres.
Y saliendo del mundo de los mamíferos, el profesor de Psicología de la Universidad de Tennessee, Knoxville Gordon, comprobó que las tortugas juegan, y que los animales no mamíferos también son capaces de disfrutar del juego.
Aunque no hay un acuerdo absoluto entre todos los especialistas e investigadores, son mayoría aquellos que opinan que la evolución en los animales los ha llevado a poder experimentar una amplia gama de sentimientos, entre ellos el simple hecho de sonreír, como respuesta a un estímulo.