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No solo Tango...: Historia Argentina / 25 DE MAYO (1)
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: 2158Fenice  (Mensaje original) Enviado: 25/05/2013 05:10
 
   Revolución de Mayo: 25 Mayo, 1810
 


Se conoce como Revolución de Mayo a la serie de eventos revolucionarios que sucedieron en mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires, por aquel entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, una dependencia colonial de España. Como consecuencia de la revolución fue depuesto el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y reemplazado por la Primera Junta.

La Revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte. Aun así, los historiadores consideran a dicha manifestación de lealtad (conocida como la máscara de Fernando VII) una maniobra política que ocultaba las auténticas intenciones independentistas de los revolucionarios. La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.

Los acontecimientos de la Revolución de Mayo se centraron en una semana conocida como la Semana de Mayo, transcurrida entre el 18 de mayo, cuando se confirmó de manera oficial la caída de la Junta de Sevilla, hasta el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta.



El Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, según Pedro Subercaseaux.
 
 
Contexto del acontecimiento

Fecha: 25 de mayo de 1810
Sitio: Buenos Aires, Virreinato del Río de la Plata
Impulsores: Antonio Luis Beruti Cornelio Saavedra Juan José Castelli Juan José Paso Manuel Belgrano Mariano Moreno Nicolás Rodríguez Peña Hipólito Vieytes
Acontecimientos desencadenantes: Abdicaciones de Bayona, Invasiones Inglesas
Influencias ideológicas de los impulsores: Liberalismo
 
Gobierno previo
Gobernante: Baltasar Hidalgo de Cisneros
Forma de gobierno: Virreinato
Gobierno resultante
Gobernante: Primera Junta
Forma de gobierno: Junta de gobierno

Causas externas


La declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776
inspiró movimientos similares en las colonias españolas en América.


La declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776 de su metrópoli inglesa sirvió como un ejemplo de que una revolución e independencia eran posibles para los criollos. La Constitución estadounidense proclamaba que todos los hombres eran iguales ante la ley (aunque, por entonces, dicha proclamación no alcanzaba a los esclavos), defendía los derechos de propiedad y libertad y establecía un sistema de gobierno republicano.

Se comenzaron a difundir los ideales de la Revolución Francesa de 1789, en la cual una asamblea popular finalizó con siglos de monarquía con la destitución y ejecuciones del rey Luis XVI y su esposa María Antonieta y la supresión de los privilegios de los nobles. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuyos principios eran "Liberté, égalité, fraternité" ("Libertad, igualdad, fraternidad" en francés) tuvo una gran repercusión entre los jóvenes de la burguesía criolla. La revolución Francesa motivó también la expansión en Europa de las ideas liberales, que impulsaban las libertades políticas y económicas. Algunos liberales políticos influyentes de dicha época, opuestos a las monarquías y los poderes absolutos, eran Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Montesquieu, Denis Diderot y Jean Le Rond d'Alembert, mientras que el principal liberal económico era Adam Smith, autor del libro La riqueza de las naciones que proponía el libre comercio.

Aunque la difusión de dichas ideas estaba severamente limitada en los territorios españoles, y no se permitía el ingreso de tales libros a través de las aduanas o la posesión no autorizada, igualmente se difundían en forma clandestina: en el proceso instruido a raíz de las revoluciones en Chuquisaca y La Paz se menciona a Rousseau y su libro El contrato social como cuerpos del delito.1 Las ideas liberales alcanzaron incluso al ámbito eclesiástico: Francisco Suárez sostenía que el poder político no pasa de Dios al gobernante en forma directa sino por intermedio del pueblo. Éste sería entonces, de acuerdo con Suárez, el que posee el poder y lo delega en hombres que manejan al Estado; y si dichos gobernantes no ejercieran apropiadamente su función de gerentes del bien común se transformarían en tiranos y el pueblo tendría el derecho de derrocarlos o enfrentarlos y establecer nuevos gobernantes.1

Gran Bretaña comenzó la revolución industrial, y para satisfacer ampliamente las necesidades de su propia población necesitaba nuevos mercados para vender su creciente producción de carbón, acero, telas y ropa. Gran Bretaña ambicionaba que el comercio de las colonias españolas en América dejara de estar monopolizado por su metrópoli. Para lograr este fin se procuraba conquistar a las colonias (lo cual se intentó, en forma fallida, mediante las Invasiones Inglesas) o bien promover su emancipación.

En Europa se desarrollaban las Guerras Napoleónicas, entre cuyos principales contendientes se encontraban el Imperio Napoleónico contra el Reino Unido y el Reino de España. Las fuerzas francesas tuvieron una gran ventaja inicial, y mediante las abdicaciones de Bayona se forzó la renuncia de Carlos IV y su hijo Fernando VII, los cuales fueron reemplazados por José Bonaparte, hermano de Napoleón. La monarquía española intentó resistir formando la Junta de Sevilla y, tras la derrota de ésta, el Consejo de Regencia de España e Indias.


La coronación en España de José Bonaparte sembró dudas sobre la legitimidad de la autoridad virreinal.

Causas internas


Sitios en donde se desarrollaron las Invasiones Inglesas


Durante la época del virreinato el comercio exterior estaba monopolizado por España, y legalmente no se permitía el comercio con otras potencias. Esta situación era altamente desventajosa para Buenos Aires, ya que España minimizaba el envío de barcos rumbo a dicha ciudad. Esta decisión de la metrópoli se debía a que la piratería obligaba a enviar a los barcos de comercio con una fuerte escolta militar, y ya que Buenos Aires no contaba con recursos de oro ni de plata ni disponía de poblaciones indígenas establecidas de las cuales obtener recursos o someter al sistema de encomienda, enviar los convoyes de barcos a la ciudad era mucho menos rentable que si eran enviados a México o Lima. Dado que los productos que llegaban de la metrópoli eran escasos y caros, e insuficientes para mantener a la población, tuvo lugar un gran desarrollo del contrabando, que por dicha situación solía ser respetado por la mayoría de los gobernantes locales. El comercio ilícito alcanzaba montos similares al del comercio autorizado con España.2 En este contexto se formaron dos grupos de poder diferenciados en la oligarquía porteña: los ganaderos, que reclamaban el libre comercio para exportar su producción en mejores condiciones (principalmente el cuero, la carne no era aún un producto exportable internacionalmente ya que aún no existían técnicas de congelación que pudieran conservarla por períodos extensos), y los comerciantes contrabandistas, que rechazaban el libre comercio ya que si los productos entrasen legalmente disminuirían sus ganancias.

En la organización política, especialmente desde la fundación del Virreinato del Río de la Plata, el ejercicio de las instituciones residentes recaía en funcionarios designados por la corona, casi exclusivamente españoles provenientes de Europa, sin vinculación con los problemas e intereses americanos. Legalmente no había diferenciación en clases sociales entre españoles peninsulares y del virreinato, pero en la práctica los cargos más importantes recaían en los primeros. La burguesía criolla, fortalecida por la revitalización del comercio e influida por las nuevas ideas, esperaba la oportunidad para acceder a la conducción política.

La rivalidad entre los habitantes nacidos en la colonia o en la España europea dio lugar a una rivalidad entre los partidarios de la autonomía y los partidarios de conservar la situación establecida. Los partidarios de la autonomía se llamaban a sí mismos patriotas, americanos, sudamericanos o criollos, mientras que los partidarios de la realeza española se llamaban a sí mismos realistas. Los patriotas eran señalados despectivamente por los realistas como insurgentes, facciosos, rebeldes, sediciosos, revolucionarios, descreídos, herejes o libertinos; mientras que los realistas eran a su vez tratados en forma despectiva como sarracenos, godos, gallegos, chapetones, matuchos o maturrangos por los patriotas.

Buenos Aires logró un gran prestigio ante las demás ciudades del Virreinato luego de expulsar a las tropas inglesas en dos oportunidades durante las Invasiones Inglesas. Este prestigio fue utilizado como argumento por Juan José Paso para justificar en el cabildo abierto el que Buenos Aires tomara la iniciativa de reemplazar al virrey sin consultar previamente a las otras ciudades. La victoria contra las tropas inglesas alentó los ánimos independentistas ya que el virreinato había logrado defenderse solo de un ataque externo, sin ayuda de España. Durante dicho conflicto se constituyeron milicias criollas que luego tendrían un importante peso político, la principal de ellas era el Regimiento de Patricios liderado por Cornelio Saavedra.

Una variante que se consideró antes de la revolución fue apoyar la intención de la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII, de ponerse al frente de todas las colonias españolas como regente. Estaba capacitada para hacerlo por la derogación de la Ley Sálica en 1789, y su intención era prevenir un posible avance francés sobre las mismas. El intento no era apoyado por los españoles peninsulares, pero sí por algunos núcleos revolucionarios que veían en ello la posibilidad de independizarse en los hechos de España. Entre ellos se encontraban Castelli, Beruti, Vieytes y Belgrano; otros revolucionarios como Mariano Moreno o Juan José Paso estaban en desacuerdo. Sin embargo, la propia infanta renegó de tales apoyos, y denunció al virrey las motivaciones revolucionarias contenidas en las cartas de apoyo que le enviaron. Sin ningún otro respaldo importante, las pretensiones de Carlota fueron olvidadas. Incluso después de la revolución algunos mantuvieron la idea de su coronación como estrategia dilatoria, pero la infanta estaba completamente en contra de los sucesos ocurridos. En una carta enviada a Juan Manuel Goyeneche dijo:

En estas circunstancias creo de mi deber rogarte y encargarte que emplees todos tus esfuerzos en llegar cuanto antes a Buenos Aires; y acabes de una vez con aquellos pérfidos revolucionarios, con las mismas ejecuciones que practicaste en la ciudad de La Paz.




La coronación de Carlota Joaquina de Borbón fue una alternativa
a la revolución que fue brevemente considerada.

Antecedentes a la revolución

Gestión de Liniers (1807–1809)

Retrato de Santiago de Liniers.
 
 
Tras la victoria obtenida durante las Invasiones Inglesas, la población de Buenos Aires no aceptó que el virrey Rafael de Sobremonte retomara el cargo, ya que durante el ataque había huido de la ciudad rumbo a Córdoba con el erario público. Si bien Sobremonte lo hizo obedeciendo una ley que databa de la época de Pedro de Cevallos, que indicaba que en caso de ataque exterior se debían poner a resguardo los fondos reales, dicha acción lo hizo aparecer como un cobarde a los ojos de la población.4 En su lugar, el nuevo virrey fue Santiago de Liniers, héroe de la reconquista, elegido por aclamación popular.

Sin embargo, la gestión de Liniers comenzó a recibir cuestionamientos. El principal adversario político de Liniers, el gobernador de Montevideo Francisco Javier de Elío las canalizó en una denuncia sobre el origen francés de Liniers: argumentaba que era inaceptable que un compatriota de Napoleón Bonaparte, en guerra con España en ese entonces, ocupara el cargo. Sin embargo, a pesar de los reclamos de Liniers, no pudo brindar pruebas concretas de que el virrey complotara con los franceses. De Elío se negó a reconocer la autoridad de Liniers y formó una junta de gobierno en Montevideo independiente de la de Buenos Aires.


Artículo principal: Asonada de Álzaga

El comerciante español afincado en Buenos Aires Martín de Álzaga y sus seguidores, hicieron estallar una asonada con el objetivo de destituir a Liniers. El 1 de enero de 1809, un cabildo abierto exigió la renuncia del virrey Liniers y designó una Junta a nombre de Fernando VII, presidida por Álzaga; las milicias españolas y un grupo de personas convocados por la campana del cabildo apoyaron la rebelión.

Las milicias criollas encabezadas por Cornelio Saavedra rodearon la plaza, provocando la dispersión de los sublevados. Los cabecillas fueron desterrados y los cuerpos militares sublevados fueron disueltos. Como consecuencia, el poder militar quedó en manos de los criollos que habían sostenido a Liniers. La rivalidad entre criollos y españoles peninsulares se acentuó. Los responsables del complot, desterrados a Carmen de Patagones, fueron rescatados por Elío y llevados a Montevideo.


Nombramiento de Cisneros

 
Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último virrey en Buenos Aires.


En España la Junta Central de Sevilla decidió terminar con los enfrentamientos en el Río de la Plata disponiendo el reemplazo de Liniers por don Baltasar Hidalgo de Cisneros, quien arribó a Montevideo en junio de 1809. El traspaso del mando se hizo en Colonia; Javier de Elío aceptó la autoridad del nuevo virrey y disolvió la Junta de Montevideo, volviendo a ser gobernador de la ciudad. Cisneros rearmó las milicias españolas disueltas tras la asonada contra Liniers, e indultó a los responsables de las mismas.

En el plano económico, ante las dificultades y costos del comercio con España, Cisneros aceptó la propuesta de Mariano Moreno e instauró el 6 de noviembre de 1809 el libre comercio con las demás potencias. Los principales beneficiados eran Gran Bretaña y los sectores ganaderos que exportaban cueros. Sin embargo, los comerciantes que se beneficiaban del contrabando reclamaron a Cisneros que anule el libre comercio, a lo cual accedió para no perder su apoyo. Esto provocó a su vez que los ingleses, con Mac Kinnon y el capitán Doyle como representantes, reclamaran una revisión de la medida, haciendo valer el carácter de aliados contra Napoleón de España y Gran Bretaña. Mariano Moreno también criticó la anulación, formulando la Representación de los Hacendados, la cual es considerada como el informe económico más completo de la época del virreinato. Cisneros resolvió finalmente otorgar una prórroga al libre comercio, la cual finalizaría el 19 de mayo de 1810.

El 25 de noviembre de 1809 Cisneros creó el Juzgado de Vigilancia Política, con el objetivo de perseguir a los afrancesados y a aquellos que alentaran la creación de regímenes políticos que se opusieran a la dependencia de América de España. Esta medida y un bando emitido por el virrey previniendo al vecindario de díscolos que extendiendo noticias falsas y seductivas, pretenden mantener la discordia les hace pensar a los porteños que bastaba sólo un pretexto formal para que estallase la revolución. Por eso, en abril de 1810, Cornelio Saavedra les expresa a sus allegados:


Agitación revolucionaria en el Alto Perú


Cuadro de Pedro Murillo, por Joaquín Pinto.
Artículos principales: Revolución de Chuquisaca y Junta Tuitiva


El descontento con los funcionarios españoles se manifestó también en el interior. El 25 de mayo de 1809 una revolución destituyó al gobernador y presidente de la Real Audiencia de Charcas Ramón García de León y Pizarro, acusado de apoyar al protectorado portugués; el mando militar recayó en el coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales. La autoridad civil quedó en situación indecisa, de modo que fue en parte ejercida por el mismo Arenales.

El 16 de julio en la ciudad de La Paz otro movimiento revolucionario liderado por el coronel Pedro Domingo Murillo y otros patriotas obligó a renunciar al gobernador intendente Tadeo Dávila y al obispo de La Paz, Remigio de la Santa y Ortega; el poder recayó en el cabildo hasta que se formó la Junta Tuitiva de los Derechos del Pueblo, presidida por Murillo.

La revolución de Chuquisaca no se proponía alterar la fidelidad al Rey, mientras que la revolución de La Paz se proclamó abiertamente independiente. En la actualidad, los historiadores no se ponen de acuerdo en si la revolución de Chuquisaca tuvo motivaciones independentistas o si fue sólo una disputa entre fernandistas y carlotistas. En consecuencia, existen desacuerdos sobre si la primera revolución independentista en Hispanoamérica fue la de Chuquisaca o La Paz. Los investigadores Juan Reyes y Genoveva Loza sostienen la segunda postura, argumentando que se mantuvo el sistema de gobierno español y no se respaldó la revolución en La Paz,6 mientras que otros como Teodocio Imaña,6 Gabriel René Moreno7 o Felipe Pigna8 sostienen que la de Chuquisaca fue una revolución independentista, citando como su principal fundamento el Silogismo de Chuquisaca o Silogismo Altoperuano.

La reacción de los funcionarios españoles derrotó estos movimientos: el de La Paz fue aplastado sangrientamente por un ejército enviado desde el Perú, mientras que el de Chuquisaca fue sofocado por tropas que envió el virrey Cisneros. Poco después, Cisneros creó un Juzgado de Vigilancia Política, orientado a perseguir a los partidarios de las ideas de la Revolución Francesa o de cualquier otro ordenamiento político que pudiera minar la autoridad del Virreinato.

Las medidas tomadas por el virrey contra dichas revoluciones acentuaron el resentimiento de los criollos contra los españoles peninsulares, ya que Álzaga fue indultado de la prisión recibida tras su Asonada, lo cual reforzaba entre los criollos la sensación de inequidad.9 Entre otros, Castelli estuvo presente en los debates de la Universidad de San Francisco Xavier en donde se alumbró el Silogismo de Chuquisaca, el cual influenció sus posturas en la Semana de Mayo.

Cronología de la Semana de Mayo

La Semana de Mayo es la semana que transcurre entre el 18 y el 25 de mayo de 1810, que se inició con la confirmación de la caída de la Junta de Sevilla y desembocó en la destitución de Cisneros y la asunción de la Primera Junta.

El 14 de mayo arribó al puerto de Buenos Aires la goleta de guerra británica HMS Mistletoe procedente de Gibraltar con periódicos del mes de enero que anunciaban la disolución de la Junta de Sevilla al ser tomada esa ciudad por los franceses, que ya dominaban casi toda la Península, señalando que algunos diputados se habían refugiado en la isla de León en Cádiz. La Junta era uno de los últimos bastiones del poder de la corona española, y había caído ante el imperio napoleónico, que ya había alejado con anterioridad al rey Fernando VII mediante las Abdicaciones de Bayona. El día 17 se conocieron en Buenos Aires las noticias coincidentes llegadas a Montevideo el día 13 en la fragata británica HMS John Paris, agregándose que los diputados de la Junta de Sevilla habían sido rechazados estableciéndose una Junta en Cádiz. Se había constituido un Consejo de Regencia de España e Indias, pero ninguno de los dos barcos transmitió esa noticia. Cisneros intentó ocultar las noticias estableciendo una rigurosa vigilancia en torno a las naves de guerra británicas e incautando todos los periódicos que desembarcaron de los barcos, pero uno de ellos llegó a manos de Manuel Belgrano y de Juan José Castelli. Éstos se encargaron de difundir la noticia, que ponía en entredicho la legitimidad del virrey, nombrado por la Junta caída.11

También se puso al tanto de las noticias a Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, que en ocasiones anteriores había desaconsejado tomar medidas contra el virrey. Saavedra consideraba que, desde un punto de vista estratégico, el momento ideal para proceder con los planes revolucionarios sería el momento en el cual las fuerzas napoleónicas lograran una ventaja decisiva en su guerra contra España. Al conocer las noticias de la caída de la Junta de Sevilla, Saavedra consideró que el momento idóneo para llevar a cabo acciones contra Cisneros había llegado.12 El grupo encabezado por Castelli se inclinaba por la realización de un cabildo abierto, mientras los militares criollos proponían deponer al virrey por la fuerza.

Viernes 18 de mayo

Ante el nivel de conocimiento público alcanzado por la noticia de la caída de la Junta de Sevilla, Cisneros realizó una proclama en donde reafirmaba gobernar en nombre del rey Fernando VII, para intentar calmar los ánimos. Cisneros habló de la delicada situación en la Península, pero no confirmó en forma explícita que la Junta había caído, si bien era consciente de ello.13 Parte de la proclama decía lo siguiente:
En América española subsistirá el trono de los Reyes Católicos, en el caso de que sucumbiera en la península. (...) No tomará la superioridad determinación alguna que no sea previamente acordada en unión de todas las representaciones de la capital, a que posteriormente se reúnan las de sus provincias dependientes, entretanto que de acuerdo con los demás virreinatos se establece una representación de la soberanía del señor Fernando VII.14

El grupo revolucionario principal se reunía indistintamente en la casa de Nicolás Rodríguez Peña o en la jabonería de Hipólito Vieytes. Concurrían a esas reuniones, entre otros, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Antonio Luis Beruti, Chiclana, Darragueira, Thompson, Juan José Viamonte. Otro grupo se reunía en la quinta de Orma, encabezado por fray Ignacio Grela y entre los que destacaba Domingo French.

Algunos criollos se reunieron esa noche en la casa Rodríguez Peña. Cornelio Saavedra, quien se hallaba en San Isidro, fue llamado de urgencia y concurrió a la reunión en la que se decidió solicitar al virrey la realización de un cabildo abierto para determinar los pasos a seguir por el virreinato. Para esa comisión, fueron designados Castelli y Martín Rodríguez.15

Sábado 19 de mayo

Tras pasar la noche tratando el tema, durante la mañana (sin dormir) Saavedra y Belgrano se reunieron con el alcalde de primer voto Juan José de Lezica y Castelli con el síndico procurador, Julián de Leyva, pidiendo el apoyo del Cabildo para gestionar ante el virrey un cabildo abierto, expresando que de no concederse, lo haría por sí solo el pueblo.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 25/05/2013 05:29

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Muchas felicidades Argentina

en otro aniversario mas de su independencia

 

Karmyna

 


 
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