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No digas ...
No digas que no tienes tiempo suficiente.
Tienes exactamente el mismo número de horas por día que fueron
dadas a Helen Keller, Pasteur, Miguel Ángel, la Madre Teresa,
Leonardo da Vinci, Thomas Jefferson y Albert Einstein.
H. Jackson Brown Jr.
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Les presento un autor que no conocía : Sergio Borao Llop
Nacido en Mallén, (Zaragoza - España) el 25 de diciembre de 1960. Reside en la ciudad de Zaragoza desde 1964. Ha desempeñado los oficios de impresor, encuadernador, entrenador de baloncesto y también colaborador en diferentes publicaciones de ámbito local y nacional, así como coordinador de contenidos en el portal de internet Aragonsport.es, hoy desaparecido. Fue finalista en los certámenes de Poesía y Relatos "Ciudad de Zaragoza 1990".
Es miembro de Poetas del Mundo, de la Red de Escritores en Español (REMES) y de Los puños de la paloma. Colabora habitualmente en los boletines electrónicos Inventiva Social e Inventrén. Han aparecido textos suyos en las revistas Nitecuento, Imán, Alhucema y Rampa, así como en el libro Versos sin Bandera, antología hispano-colombiana. También en las revistas virtuales EOM, Elfos, Almiar (Margen Cero), Letralia, Gaceta literaria, Con voz propia, Narrativas, Oxigen, Literatuya, Cayo Mecenas, Artesanías literarias, NGC 3660, Caminos de Pakistán, Logogrifo, Isla negra y RAMPA.
A ÍTACA LLEGUÉ, MAS NO ERA ÍTACA.
Sus calles parecían las calles de Ítaca. Las gentes hablaban el viejo idioma. Los vestidos y peinados de las mujeres eran iguales que en Ítaca. Las casas, los palacios, el hogar de mis padres, los cantos de los pájaros ...
Los dioses eran los dioses de Ítaca, los pórticos, el río, los esclavos; el vino era sin duda el vino de Ítaca, también los mercaderes y manjares.
Todo estaba en su sitio, pero aquello no era lo que dejé, lo que anhelaba encontrar al regreso ...
A Ítaca llegué, mas no era Ítaca o no era yo quien a Ítaca llegaba.
Sergio Borao Llop
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