LA LEYENDA DE LAS CATARATAS DEL IGUAZÚ
LA LEYENDA DE TAROBÁ Y NAIPÍ
Desde el principio de los tiempos el amor es el sentimiento más fuerte. Quizás sea por esto que siempre se une, en la cultura popular, a todo lo asombroso de la tierra para crear una bella y triste historia que, con el correr del tiempo se convierte en leyenda. Así, en el contrariado amor de Tarobá y Naipí se manifiesta el asombro y el respeto que los aborígenes sentían por las Cataratas.
Cuenta la leyenda que, en el comienzo de los tiempos, habitaba el río Iguazú una enorme y monstruosa serpiente, un dios guardián hijo de Tupá, cuyo nombre era Mboí (víbora en idioma guaraní). Los Caigangues -tribu de guaraníes de la región- debían, una vez por año, sacrificar a una bella doncella y entregársela a Mboí, arrojándola al río, que por ese entonces circulaba mansamente. Para la ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes, aún a las más alejadas. Fue así que llegó, al frente de su tribu, un joven cacique cuyo nombre era Tarobá. Al conocer a Naipí, la hermosa doncella que ese año estaba consagrada al sacrificio, se rebeló contra los ancianos de la tribu y en vano intentó convencerlos de que no sacrificaran a Naipí. Ante la negación de los ancianos y para salvar a su amor de tan cruel destino, sólo pensó en raptarla y la noche anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río. Pero Mboí, que se había enterado de esto, se puso furioso y su furia fue tal que, encorvando su lomo, partió el curso del río formando las Cataratas, atrapando a Tarobá y a Naipí.
Cubiertos por las aguas, la embarcación y los fugitivos cayeron de una gran altura, desapareciendo para siempre. Pero, temiendo Mboí que el amor de los jóvenes los uniera en el más allá, decidió separarlos para siempre. Naipí fué transformada en una de las rocas centrales de las cataratas, perpetuamente castigada por las aguas revueltas, y Tarobá fué convertido en una palmera situada a la orilla de un abismo, inclinada sobre la garganta del río. Luego de provocar todo este estrago, Mboí se sumergió en la Garganta del Diablo, desde donde vigila a los amantes, impidiendo que vuelvan a unirse.
Sin embargo en días de sol, el arco iris supera el poder de Mboí y une nuevamente a Tarobá y a Naipí como un puente de amor.
PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD ( UNESCO -1984-)
El yaguareté ( "El Yaguareté Abá, para la creencia popular, es un indio que, por arte de brujería, se transforma en un tigre más feroz que el tigre común. A medida que los indios se fueron reduciendo a reservas lejanas, la creencia se ha ido olvidando. En general, son los viejos los que narran los relatos de Yaguareté-Abá. )
Fueron descubiertas en el año 1541 por el Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
La impresionante belleza paisajística de las Cataratas del Iguazú, así como la variada y abundante vida animal y el interés botánico que encierran, han convertido a este paraje en uno de los centros turísticos más importantes y bellos del mundo.
El Parque Nacional Iguazú ocupa 55.000 hectáreas de selva tropical que alberga más de 2.000 especies conocidas de plantas, 400 variedades de aves -la tercera parte del total de las argentinas- y una serie de animales típicos, como el yaguareté, los lagartos o yacarés, coatíes, puercoespines, carpinchos, monos y hasta los auténticos macucos -especie de pavas de monte, que le dieron el nombre al sendero.
El nombre de las cataratas del Iguazú (saltos do Iguaçu en portugués), se deriva de una palabra guaraní que significa "Agua grande".
El río Iguazú, que nace en el estado brasileño de Paraná, forma en las cercanías de su confluencia con el río Paraná un gran sistema de cataratas, en la frontera entre Brasil y la Argentina. El sistema está constituido por más de 270 cascadas originadas por la existencia de numerosas islas pequeñas que dividen la corriente principal del río.Las cascadas presentan una altura de hasta 82 m. y una anchura de 4 Km., dimensiones que, unidas al volumen de la masa de agua acarreada durante la estación lluviosa, las sitúan entre las cataratas más importantes y espectaculares del mundo: sólo su anchura supera cuatro veces a la de las cataratas del Niágara, en Norteamérica.La región que forman las ciudades de Puerto Iguazú en Argentina, Foz do Iguaçu en Brasil y Ciudad del Este en Paraguay, ha sido denominada
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