Un día como el de hoy, pero del año 1722, el navegante holandés Jacob Roggeveen descubre la isla de Waihu en el océano Pacífico, a la que bautiza como “Isla de Pascua” debido a que ese mismo domingo, se celebraba la Pascua de Resurrección. Compuesta principalmente por roca de orígen volcánico, esta isla se halla habitada por polinesios. En la Isla de Pascua, denominada por sus habitantes “Rapa Nui” , en condiciones extremas de aislamiento, se desarrolló una de las culturas más complejas y extraordinarias, comparable sólo con la egipcia, inca y maya. Mito y realidad se confunden en este territorio que convierte a “Rapa Nui” en un valioso tesoro arqueológico que trasciende las fronteras de Chile (país que la anexó en 1888). La Isla de Pascua está considerada el ombligo del mundo por ser el lugar habitado más aislado del planeta. También es el museo al aire libre más grande de la Tierra, por sus impresionantes y famosos moais, estatuas de piedra que llegan a medir hasta 10 metros de altura. Los moais son únicos (no existen en ninguna otra parte) y fueron construidos por los rapanui, sutil pueblo de hermosas mujeres y hombres amables. Más de 900 Moai (declarados una de las 7 Maravillas del mundo) y 270 Ahu (altares) decoran todo el borde costero de la isla. El cómo se erigieron y cómo se trasladaron hasta donde hoy están, continúa siendo un misterio. La Isla de Pascua ha presentado formalmente al gobierno chileno su petición para obtener autonomía administrativa, paso fundamental para terminar obteniendo su independencia en un futuro no muy lejano.