Muere Don Miguel de Cervantes Saavedra
Un día como el de hoy, pero del año 1616, el idioma español despedía a su Pluma de Oro, al morir, en Madrid, Don Miguel de Cervantes Saavedra. De vida azarosa, cultivó brillantemente todos los géneros narrativos que predominaban en su época, y su inmortal creación “Aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”, es la más grande de las novelas hasta hoy escritas y sobre la que más se ha hablado en el mundo. La primera parte de su obra maestra apareció en 1605. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos : el iluminado Don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza. El éxito de este libro fue inmediato, y aunque no le sirvió para librarlo de sus dificultades económicas, le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas. Meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que dejaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que se destaca la novela itinerante “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, su auténtico testamente poético. En honor a esta figura máxima de la Literatura de habla hispana, el 23 de Abril se celebra mundialmente el "Día de la Lengua Española".
" La palabra precisa tal vez sea efectiva,
pero ninguna palabra jamás ha sido
tan efectiva como un silencio presciso . "
Mark Twain
" Hechicera "
No sentí cuando entraste; estaba oscuro, En la penumbra de un ocaso lento, El parque antiguo de mi pensamiento Que ciñe la tristeza, cual un muro.
Te vi llegar a mí como un conjuro, Como el prodigio de un encantamiento, Como la dulce aparición de un cuento: Blanca de nieve y blonda de oro puro.
Un hálito de abril sopló en mi otoño; En cada fronda reventó un retoño; En cada viejo nido hubo canciones;
Y, entre las sombras de jardín -errantes Luciérnagas-, brillaron, como antes De mi postrer dolor, las ilusiones.
(Luis G. Urbina)
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