En un día como el de hoy, pero de 1799, es descubierta por el capitán Pierre François Bouchard,
en una ciudad portuaria egipcia (actualmente Rashid), la piedra Rosetta.
Fue durante las expediciones militares de Napoleón Bonaparte en Egipto,
cuando el ejército francés, abocado a las obras de afianzamiento del fuerte San Julián,
se tropezó con una loza muy singular, que tenía grabadas unas inscripciones.
Se trataba de una piedra gris rosácea de granito que contenía 3 tipos de escritura :
jeroglífico (se usaba en documentos religiosos importantes),
egipcio demótico (era el tipo de escritura común en Egipto)
y griego, (era el idioma de los dirigentes del país en aquella época).
Antes de este descubrimiento resultaba muy difícil estudiar
a la maravillosa y milenaria cultura egipcia.
En 1821, el sabio francés, Jean Francois Champoliion,
contribuirá de manera decisiva al conocimiento de su escritura.
Mediante horas interminables de trabajo,
fue descifrando personalmente gran número de inscripciones
y proporcionando la clave de equivalencias entre los signos ideográficos
y los conceptos por ellos representados,
así como la lista completa de caracteres demóticos usados por aquella civilización.
Al final de su corta vida (vivió 42 años) dedicada al estudio,
pudo llegar a conclusiones que hasta entonces resultaban impensadas.
La Piedra Rosetta, que fue creada en el 196 A.C. es un legado de relevancia universal
para el mundo de la arqueología y de la ciencia,
pues gracias a ella, se pudieron descifrar los Jeroglíficos egipcios.