La Pascua Judía
Originariamente, sin duda,
fiesta semítica del retorno primaveral de la vegetación, común a todas las
civilizaciones primitivas, la pascua, por la providencial coincidencia de su
celebración con la liberación de Egipto, llegará a ser para Israel el memorial
de esta liberación (cf. Éx 12 y 2 Re, 23, 21-23). Se supone generalmente que su
nombre viene de pasah, “pasar” en el sentido de dispensar (cf. Éx 12, 23),
aludiendo a que el Señor pasa sin herir con sus plagas delante de las casas
marcadas con la sangre del cordero inmolado por los hebreos. Más tarde, a la
idea de este paso del Señor para rescatar a su pueblo de la esclavitud, se unirá
la idea del paso del pueblo mismo que se va llevar tras de si fuera de Egipto
hacía el país de la promesa, en el que Israel estará en su casa al estar en la
casa de su Dios.
Así, en la reflexión
religiosa de Israel, la pascua, con el memorial que pervive en su celebración,
evocará la intervención redentora típica por la que Dios ha salvado y
reconstruido a su pueblo. Habiéndose hecho inseparables la pascua y el éxodo
salvador, el retorno del exilio será descrito como un nuevo éxodo, una nueva
pascua (cf. Os 2, 16 ss; Is 63, 7 ss).
Cuando reflexionamos el
significado de la celebración pascual judía donde Dios salva y reconstruye a su
pueblo, vemos claramente una anticipación de la figura del Salvador, del Mesías
que viene a salvar a los hombres y a reconstruir el pueblo, instaurando el
Pueblo de Dios.
Pascua Cristiana
En el Nuevo Testamento, san
Lucas describirá el anuncio hecho a los discípulos de la muerte de Jesús, en la
transfiguración, como su éxodo que debía cumplirse en Jerusalén (9, 31, cf. Jn
13, I al hablar de su paso de este mundo al Padre, en el momento de la pascua).
Es probable también que la imagen del cordero inmolado, en Is 53, 7, implicaba
desde el principio una referencia pascual. En todo caso, san Pablo describirá la
pasión salvadora de Cristo diciendo: “Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado”
(I Cor 5, 7).
Así, por una parte, la
celebración pascual se convertirá para los cristianos en la celebración de la
muerte y de la resurrección del Salvador, y la pascua judía, con todo lo que
había significado para los judíos en la primera alianza, será para ellos la
fuente principal de su interpretación de la pasión. Ya en la primera epístola de
san Pedro vemos superponerse a este tema e1 del bautismo, celebrado de antiguo
con preferencia en la noche pascual. Pasado Él mismo de este mundo a su Padre
por la cruz, Cristo nos transporta tras Él, no ya simplemente del Egipto
material a una tierra prometida que no lo era menos, aunque uno y otra
estuvieran ya llenos de evocaciones espirituales, sino “del reino de las
tinieblas al reino del Hijo” (Cal 1, 13), que es lo mismo que la entrada en
participación de “la heredad de los santos en la luz” (v.
12).
Así el misterio de Cristo,
tal como lo explicará san Pablo y como lo celebrará toda la liturgia de la
antigua Iglesia, es el misterio pascual, es decir, el que se cumplió en la
pascua, que la pascua cristiana conmemora, y que constituye la pascua definitiva
de la nueva y eterna alianza.
La parusía de Cristo será
finalmente descrita a su vez como el definitivo cumplimiento de esta pascua en
la eternidad (cf Lc 22, 16 y Mt 26, 29).
La Pascua en la Iglesia Católica
La Pascua es la fiesta
principal, corazón y punto álgido del calendario litúrgico, la llamada “Fiesta
de Fiestas” opaca incluso a la Navidad, pues en si en la natividad nació el
Salvador y nos llenó de gozo su venida, aún mayor alegría nos causa el
cumplimiento de las promesas de Dios al enviarnos a un Salvador que rescatara a
la humanidad entera del pecado.
La fecha de la Pascua
La Pascua cambia cada año
debido a la relación que tiene con la pascua judía y las diferencias entre el
calendario judío y el nuestro.
Los judíos comen el cordero
pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario judío). Jesús
celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de
Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, que ese
año fue el 17 de Nisan.
El calendario judío es lunar,
y el nuestro solar, lo cual complica bastante las cosas. Por ejemplo, el
calendario tiene 354 días. Para hacer un ajuste, judíos insertan un mes a su
calendario, por orden del Sanedrín (no por algún método definido). Esto dio
lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la
pascua.
En los primeros tiempos, los
cristianos de origen judío continuaron usando el calendario judío para la
pascua: El viernes santo lo celebraban el 15 de Nisan y la pascua de
resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo).
En el resto del imperio
romano, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó
el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por
eso se optó por celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna
llena después del equinoccio de primavera. El Primer Concilio de Nicea (325)
decretó que la práctica romana debe observarse en toda la Iglesia. Los ortodoxos
celebran la pascua otra fecha porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo
ruso). La fecha de la fiesta de Pascua católica fluctúa entre el 22 de Marzo y
el 25 Abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas movibles del
calendario litúrgico.
El tiempo de Pascua Explicado
La pascua se celebra por 50
días. Es la fiesta más importante de la liturgia. Comienza el Domingo de
Resurrección y termina en Pentecostés. La cuaresma termina en la tarde del
Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo
Pascual. El Viernes Santo se hace el “ayuno pascual” que se continúa el sábado
santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la
Vigilia Pascual del sábado por la tarde.
Los primeros ocho días de la
pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del
Señor.
El agua bendecida en la
Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de
pascua.
En el día 40 de la pascua se
celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la
novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu
Santo.
Resurrezione
E' risorto: il capo
santo
più non posa nel sudario
è risorto: dall'un canto
dell' avello
solitario
sta il coperchio rovesciato:
come un forte inebriato ,
il
Signor si risvegliò.
Era l'alba; e molli il viso
Maddalena e
l'altre donne
fean lamento in su l'Ucciso;
ecco tutta di Sionne
si
commosse la pendice
e la scolta insultatrice
di spavento tramortì.
Un
estranio giovinetto
si posò sul monumento:
era folgore l'aspetto
era
neve il vestimento:
alla mesta che 'l richiese
dié risposta quel
cortese:
è risorto; non è qui.
Alessandro Manzoni