Desnudándome de toda mi necesidad, vistiéndome en la piel de tus deseos; hoy me abandono, me entrego por entero a la dicha sublime de ser feliz en tu felicidad.
Si anhelas con desvelo la pureza del compromiso, ofrezco algo más noble que un millón de anillos: este íntimo deseo, puro en su esencia divina, manantial infinito de todos mis sentidos; este íntimo deseo de compartir toda la vida, este íntimo deseo de compartirla... ¡Sólo contigo!
Si acaso un sentimiento sincero esperas, abandona su búsqueda en las estrellas; recuéstate plácidamente en tu interior y hallarás los ecos de cada latido de este incondicional corazón mío... ¡Que hace tiempo sólo late por tu amor!