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El rincón de la poesía: Omaggio alla poetessa italiana Alda Merini
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: 2158Fenice  (Mensaje original) Enviado: 23/04/2017 06:54
 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

 HOMENAJE A LA POETIsA ITALIANA ALDA MERINI

oibaf_3Alda Merini : " Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color ”


Alda Merini (Milán, 21 de marzo de 1931 - Milán, 1 de noviembre de 2009 - Pasó veinte años en un manicomio y murió pobre).

 
Poeta italiana. En 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa de Letras. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Librex-Guggenheim“Eugenio Montale”; en 1996 ganó el Premio Viareggio; en  1997 el Premio Procida-Elsa Morante y en 1999 el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros-Sección Poesía. Fue amiga de  Salvatore Quasimodo, Pier Paolo Pasolini, CarloBatocchi, Maria Corti, Giovanni Raboni, Oreste Macrì, David Maria Turoldo, quienes apoyaron su trabajo.Algunos de sus libros: La presenza di Orfeo (1953), Paura di Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1962), Destinati a morire (1980), La Terra Santa (1983), Le satire della Ripa (1983), Le rime petrose (1983), Fogli bianchi (1987), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La vita facile (1992), Aforismi (1996), Un’anima indocile (1996). En Venezuela, Angria Ediciones publicó una valiosa selección de sus Poemas (2000) en versión al español de Gina Saraceni.En 2004 la cantante italiana  Milva editó un disco titulado “Milva canta Merini”.  La poeta asistió el día de su 73 cumpleaños al recital de Milva en el Teatro Strehler de Milán.El 21 de julio de 2004 se interpretaron en el Teatro Romano seis cantatas de Federico Gozzellino basadas en poemas de Merini.En 2009 se estrenó el documental “Alda Merini, una donna sul palcoscenico”, dirigido por Cosimo Damiano Damato, que se  presentó en el  Festival de Venecia. En la película participó Mariangela Melato (grande actriz de teatro italiana).
 
Habitar con la muerte: AldaMerini /
 
Roberto Martínez Bachrich, El Cautivo, Venezuela
 
 
Alda Merini nació en Milán en 1931 y ya a los 16 años nadaba a brazo vivo en las aguas de la poesía. Su primer libro, La presencia de Orfeo (1953), lo publicó a los 23 años, abriendo así la primera etapa de una obra de la que, en principio, pocos intelectuales italianos se ocuparían (entre esos pocos, sin embargo, grandes figuras como Salvatore Quasimodo y Pier Paolo Pasolini). Es en los años 80, después de casi 20 años de silencio (o de ejercicio inconsciente de “creación interior”), producto del aislamiento por la enfermedad, que el retorno de Alda Merini al ruedo poético comienza a ser valorado, lentamente, en toda Italia y, luego, más allá de sus fronteras. La última etapa de su poesía registra los rincones oscuros de la noche y la locura, hecho que, como en el caso de Anne Sexton en Estados Unidos, la ha llevado a ser una poeta marginal en el panorama de la literatura italiana, a pesar de su evidente grandeza: “En mí el alma de la meretriz/ de la santa de la sanguinaria y de la hipócrita./ Muchos dieron a mi modo de vivir un nombre/ y fui sólo una histérica.” Esa exploración casi mística de la locura y del manicomio como espacio sagrado por excelencia alcanza, quizás, uno de sus puntos más altos en La Tierra Santa (1983), un libro sobre el cual aún queda mucho por decir.a voz de Alda Merini, a partir de ese libro, se cimentará en una franqueza temeraria para expresar el dolor, ente vivo y “sin mañana”, de formas bien delineadas, donde la sangre se hace palabra y la herida intenta salvar (acaso éste sea el fin último de la verdadera poesía) a sus semejantes, consciente, sin embargo, de la imposibilidad de su propia salvación. Una suerte de lúcido y sereno martirio, casi feliz, se diría, la escritura. Un sacrificio necesario, inevitable. El verso de Merini es firme, lleno de coraje, no tiembla ni se amedrenta ante su propia tragedia íntima, por el contrario, la siente como una suerte de gracia, dadora de vida y lucidez: “también la enfermedad tiene un sentido,/ una desmedida, un paso,/ también la enfermedad es matriz de vida.” Retrata, así, un ir hacia la muerte con los ojos valientemente abiertos y se ampara en el poder único de la palabra y en una visión de Dios muy humana que otorga a la voz poética, entre tanta sombra y a pesar de ella, la paciencia infinita de la luz y una ternura extrema de la mirada ante las cosas y los seres, un tono que ya en la primera etapa de su poesía parecía dictar el modo de fundar el universo, desde la palabra; pero que en su segunda etapa es ya sólido, admirable, definitivo: “Ah si al menos pudiera,/ suscitar el amor (...)/ y violar los más cerrados paraísos/ sólo con la sustancia del afecto.” Eso que en algunos de los primeros poemas parece ingenuidad y que es sólo una precoz y absoluta desnudez del ser, su corazón y sus entrañas: “La sencillez/ es desnudarse/ delante de los otros”. No se lee la poesía de Alda Merini, se la deja latir en el lector, se la deja respirar, se le permite, en el mejor de los casos, arrastrarnos vivamente en su descenso hacia la raíz de la noche y el dolor: el hueso vivo y luminoso de la verdad, la vida (que es también la muerte) y la palabra. Ya lo escribió ella misma: “en el fondo, habitar con la muerte es también vivir y tocar la semilla del alma”.

© Roberto Martínez Bachrich  - fuente : el cautivo 
 
La semplicità - Alda Merini
 

 La semplicità è mettersi nudi davanti agli altri.

E noi abbiamo tanta difficoltà ad essere veri con gli altri.

Abbiamo timore di essere fraintesi,
di apparire fragili,
di finire alla mercè di chi ci sta di fronte.
Non ci esponiamo mai.
Perché ci manca la forza di essere uomini,
quella che ci fa accettare i nostri limiti,
che ce li fa comprendere,
dandogli senso e trasformandoli in energia, in forza appunto.
Io amo la semplicità che si accompagna con l’umiltà.
Mi piacciono i barboni.
Mi piace la gente che sa ascoltare il vento sulla propria pelle,
sentire gli odori delle cose,
catturarne l’anima.
Quelli che hanno la carne a contatto con la carne del mondo.
Perché lì c’è verità,
lì c’è dolcezza,
lì c’è sensibilità,
lì c’è ancora amore.
 
la sencillez
 
alda merini
 
La sencillez es meterse desnudos delante de los otros.
Y nosotros tenemos mucha dificultad a ser verdaderos con los otros.
Tenemos temor de ser malentendidos,
de aparecer frágiles,
de acabar a la merced de quién nos está de frente.
No nos exponemos nunca.
Porque nos falta la fuerza de ser hombres,
la que nos hace aceptar nuestros límites,
qué los hace comprender,
dándole sentido y transformándolos en energía, en fuerza nota.
Yo quiero la sencillez que se acompaña con la humildad.
Los adán me gustan.
Me gusta a la gente que sabe escuchar el viento sobre la misma piel,
sentir los olores de las cosas,
capturar de ello el alma.
Los que tienen la carne a contacto con la carne del mundo.
Porque allí hay verdad,
allí hay dulzura,
allí hay sensibilidad,
allí todavía hay amor.

 
 
 
 
 
 
   

 

 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 24/04/2017 02:22
 
Gracias amiga por compartirnos esta hermosa joya
De verdad que si un grandioso homenaje a esta Grande Poetisa italiana
Me gusta, Es un encanto.   
 


 
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