Vacía el contenido emocional de tus recuerdos. No te aferres a ellos como a una bolsa de
tesoros. Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro que quiere
libertad y lo sueltas una mañana de sol en primavera. Para ello utiliza la respiración
conciente, utiliza el poder de la conciencia, extrae de tu interior los recuerdos que te atan
y desátalos suavemente con el aire. Ya no te pertenecen, son de Dios a los que acabas de
dárselos.Al exhalar, imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor hasta que
finalmente levanta vuelo y …. se van …. están fuera de ti.
Ahora duerme en tu paz…”
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