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Ingrata soledad que me acompaña, se resiente el pasado en cada instante. Sueños quedan dormidos en el alma; risas revolotean por el aire. Yo que nunca estuve sola ni en la callada tarde… Fui pispireta, divertida, incluso apasionante, rodeada de gente todos los días: la familia querida te acompaña… Y ahora sola en un rincón, como una araña. Tejo solo por matar el tiempo, entre paredes que me conocen más que nadie. Esperando a la noche que me inunde entre sueños que me hagan sentirme viva. Pero al abrir mis ojos en la mañana y el Sol recorre el rostro de mi vida, doy gracias por un nuevo día.
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