La suegra de Isabel II fue uno de los personajes más enigmáticos de la realeza.
LA EXTRAORDINARIA VIDA DE ALICIA DE BATTENBERG, MADRE DEL DUQUE DE EDIMBURGO príncipe felipe : ENTRÓ EN UN SANATORIO, SE ORDENÓ MONJA Y SALVÓ A JUDÍOS DE LOS NAZIS
El duque de Edimburgo acompaña a su madre la princesa Alicia en su ingreso a la Capilla de Westminster, 1960.
Cuando Peter Morgan estaba trazando la tercera temporada de The Crown, tuvo que repasar de cerca cada uno de los eventos que habían tenido lugar en la vida real, los personales y por supuesto, los hitos históricos que afectaron a la monarquía británica entre 1964 y 1977. En medio de la profunda investigación descubrió un fascinante personaje “más de lo que cualquier guionista pudiera inventar”: la madre del príncipe Felipe: la princesa Alicia de Battenberg.
Una excéntrica y misteriosa ‘royal’. Alicia nació dentro del Castillo de Windsor (un inexplicable privilegio). Era nieta de la reina Victoria, se casó con el príncipe Andrés de Grecia en 1903 y fue honrada y recibió múltiples regalos de dignatarios extranjeros. Uno de los más resaltables fue el regalo del zar y zarina de Rusia que estaba valorado en más de $14 millones de dólares–. Una tiara que posteriormente fue transformada en el anillo de pedida de la reina Isabel II. Pero la boda solo fue el inicio de una vida llena de extravagancia. “En el transcurso de su vida, prácticamente todos los puntos de estabilidad fueron derrocados”, escribió su biógrafo Hugo Vickers.
La década siguiente, Alicia y su esposo fueron forzados al exilio después de que la familia real fuese derrocada en 1917. La pareja tuvo cinco hijos, cuatro de los cuales eran mujeres. Alicia “indignada por el trato recibido por su padre, prometió que su hijo, Felipe, jamás recibiría el mismo tratamiento y fue enviado a un internado en Inglaterra”, según informó The New York Times. En 1930, la princesa sufrió una crisis religiosa, causa por la cual fue separada de su familia –incluyendo a Felipe, quien no tenía aún los 10 años– y fue internada en un sanatorio en Suiza. La princesa fue diagnosticada con esquizofrenia y expuesta a tratamientos médicos primitivos, –sus ovarios fueron sometidos a rayos X para terminar con su libido–. Según informes, la princesa nunca se habría reunido con Felipe hasta 1937, en el funeral de su hija –y hermana de Felipe– Cecilia, quien murió con su esposo y dos hijos en un accidente aéreo (la tragedia fue retratada en la segunda temporada de The Crown).
Después de ser dada de alta, según The New York Times, la princesa “fundó la sociedad monástica de Marta y María, cuyo objetivo era capacitar a las hermanas para cuidar a los niños pobres y los enfermos. Como Madre Superiora Alicia-Isabel, recaudó fondos para comprar dos casas, una para albergar a convalecientes y la otra para capacitar a enfermeras”. Cuando la Segunda Guerra Mundial empezó, la princesa regresó a Grecia para trabajar para la Cruz Roja sueca. Pero la guerra dividió a la familia, tres de sus hijas se casaron con defensores de los nazis mientras su hijo Felipe se unió a la Marina Real Británica. La princesa misma albergó a judíos perseguidos en su casa de Atenas durante el Holocausto, y fue honrada póstumamente con los Justos de las Naciones.En 1967, se mudó al Palacio de Buckingham con el príncipe Felipe y la reina Isabel, representada en la serie. Cuando Alicia murió en 1969, ya había regalado todas sus posesiones. Una nota que habría dejado a su hijo afirma: “Querido Felipe, sé valiente y recuerda que jamás te abandonaré y siempre me encontrarás cuando me necesites. Mi amor más devoto, tu vieja madre”.Peter Morgan dijo que se había sorprendido con la historia de vida de la princesa Alicia. “Sabemos que era una monja, que creó su propia orden religiosa y que vendió sus bienes, por así decirlo, joyas y recuerdos reales, para financiar este convento en Atenas. Luego regresó al Palacio de Buckingham. Hubo rumores y anécdotas sobre que el corredor del Palacio de Buckingham olía a Woodbine –una marca de tabaco, asociada con hombres de clase trabajadora–. Resulta que el tabaco que ella fumaba era de un sirviente inglés que ella había atendido como monja en la guerra. “Ella sufrió de sordera desde la infancia y cayó en una depresión". afirmó Morgan, maravillado por su historia:" Ella es el personaje más extraordinario”.
El episodio de la tercera temporada, ‘Bubbikins’, retrata a la princesa Alicia (Jane Lapotaire) con su nieta la princesa Ana (Erin Doherty) como conspiradoras, mientras la familia grababa un documental. Al intercambiar ideas sobre el dúo formado por Alicia y Anna, Morgan dijo que había pensado “bueno ¿Quién más está escondido como un activo real no reconocido de la familia? Es la princesa Anne, así que pensé que había una simpatía natural y una alianza entre la abuela y la nieta. Sentí que era el episodio correcto para presentar a Ana”. En relación al cercano vínculo entre las princesa, representado en The Crown, Morgan admitió: “creo que el grado de cercanía es lo que llamaría tomar licencia trabajar con la imaginación. Creo que todos los puntos que uniré con mi historia se basan en hechos absolutamente sólidos, en precisión y en verdad”.Hace un par de años, la princesa Alicia recibió otra especie de homenaje del príncipe Guillermo al terminar su gira por el Medio Oriente al visitar la tumba de su abuela en Jerusalén.“Agradezco que el príncipe Guillermo esté aprendiendo de esta importante figura porque ella realmente ejemplifica lo mejor de una princesa, lo que toma la gente de ti después de tiempos difíciles”, afirmó Vickers en su momento. “Ella no tenía dinero y casi muere de hambre en la Segunda Guerra Mundial. Ella debería ser una santa”.En 1994, cuando la princesa fue honrada póstumamente con el Justos de las Naciones, el príncipe Felipe se refirió a su madre con estas palabras: “sospecho que nunca se le ocurrió que sus acciones eran especiales. Ella era una persona con una profunda fe y consideraba como una acción totalmente humana ayudar a otros seres humanos en peligro”.
Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido por Estefanía Guzmán.