LA MALDICIÓN DE LOS GOBERNADORES
Luego de años de enfrentamientos entre las autoridades provinciales y las nacionales, finalmente la ciudad de Buenos Aires fue declarada Capital Federal de la República Argentina en septiembre de 1880, bajo el mandato presidencial de Nicolás Avellaneda. Tres meses después, su sucesor, Julio A. Roca, promulgó la ley de federalización. De esta manera, la provincia de Buenos Aires se había quedado sin capital. Fue así que Dardo Rocha, entonces senador nacional y, desde mayo de 1881, gobernador de la provincia, se propuso buscar una.
Durante un año, Rocha, junto a una comisión de notables, evaluó diferentes ciudades, entre ellas San Isidro, Avellaneda, Chascomús, Mercedes, Dolores, Moreno, Olivos, Quilmes, San Fernando, San Nicolás de los Arroyos, Zárate y Ensenada. Esta última estaba entre las preferidas, debido a su cercanía con el Río de la Plata, que favorecería las comunicaciones y la provisión de agua potable. Finalmente se decidió por un sitio nuevo, en la zona conocida como "las lomas de Ensenada".
El proyecto fue aprobado rápidamente por la Legislatura. El ingeniero Pedro Benoit fue el encargado de diseñar la planta de la flamante urbe. Mientras tanto, se llamó a licitación para la construcción de los edificios públicos.
La fecha prevista inicialmente para la inauguración de la ciudad recientemente bautizada "La Plata", fue el 23 de octubre de 1882, día del cumpleaños de Paula Arana, esposa de Rocha. Sin embargo, una lluvia torrencial ocurrida ese día, demostró que el centro de la ciudad, se había inundado rápidamente. Debieron entonces correr los mojones hacia una zona más elevada y posponer la fecha de inauguración hasta el 19 de noviembre, día en que cumplía años uno de los hijos del fundador.
Ese domingo 19 de noviembre, la mayoría de los concurrentes a la fiesta de fundación de La Plata, viajó 2 horas en tren desde Buenos Aires hasta Ensenada; desde allí, abordaron un segundo tren hasta Tolosa, desde donde una línea especialmente tendida los llevaba al centro de La Plata. El calor era insoportable y el asado previsto para los asistentes, se echó a perder. Finalmente, a las 15.30 horas, descendió la piedra fundamental, acompañada de "un mensaje para las futuras generaciones". El regreso a Buenos Aires también fue una odisea. El último tren arribó a la mañana del 20.
Muchos de los concurrentes no dejaban de criticar la desorganización del evento. Según cuenta la leyenda, muchos de ellos, seguidores de Roca, decidieron "vengarse" del gobernador bonaerense y fueron en busca de una bruja que vivía en Tolosa. Le explicaron lo sucedido y la llevaron hasta la plaza Moreno, justo donde estaba enterrada la piedra fundacional. Exhumaron una caja de plomo y profanaron la urna de cristal que contenía monedas y medallas de oro y plata, botellas de vino y de champaña, una carta escrita por Rocha y una copia del plano de la ciudad. Luego comenzaron los rituales. La bruja ordenó a los presentes dar vueltas alrededor de la piedra fundamental en sentido anti-horario, con el objetivo de que la ciudad no se desarrollara a la velocidad de las otras. Cuentan también que la bruja lanzó entonces la "maldición de los gobernadores". Desde ese momento hasta la fecha, ningún mandatario provincial alcanzaría la Presidencia de la Nación gracias al voto popular.
Tal como vimos, y según cuenta la leyenda, tras la fundación de la ciudad de La Plata, una bruja habría lanzado una maldición por la cual ningún gobernador bonaerense podría jamás acceder al sillón de Rivadavia.
Mito o realidad, lo cierto es que en 1999, un "brujo" decidió derribar el conjuro que ya llevaba más de un siglo en vigencia.
Eduardo Duhalde, gobernador de Buenos Aires entre 1991 y 1999, se presentaba hacia el final de su mandato, como candidato a presidente. La noche de San Juan de 1999, se congregaron alrededor de quinientas personas en la plaza Moreno de La Plata, escenario del ritual de 1882. Se decidió abrir la "cápsula del tiempo" y sacar a la luz los objetos del pasado y la misiva de Dardo Rocha a las futuras generaciones. No se encontró nada. La versión oficial dice que los documentos se perdieron debido a una infiltración de agua, pero nada menciona sobre las medallas y botellas.
Manuel Salazar, el "brujo" en cuestión, hizo una puesta en escena en la que no faltaron brasas ardientes, fogatas y quema de incienso. Las cenizas fueron depositadas en la plaza, a un lado de la piedra fundacional, junto a varitas de incienso y veinte botellas de vino, sidra y champaña. Luego, Salazar junto a algunos de los presentes, dio una vuelta a la plaza en sentido horario. Al regresar a la piedra, derramó el contenido de las botellas y, dirigiéndose a la Catedral, gritó: "Señor Duhalde, sea usted bienvenido a la Presidencia de la Nación".
Vale recordar que Duhalde no llegó a la Presidencia en las siguientes elecciones; fue derrotado por Fernando de la Rúa. Sí lo hizo el 2 de enero de 2002, tras ser elegido por la Asamblea Legislativa, de la que formaba parte como senador, luego de la renuncia de Fernando de la Rúa y de una seguidilla de mandatarios provisorios. Claro está que, hasta ahora, ningún gobernador bonaerense ha logrado acceder a la Casa Rosada mediante el voto del pueblo.
La maldición ¿Ficción o realidad? Y el "contra conjuro" ¿Efectivo a medias? Esas conclusiones, se las dejo a ustedes ...
|