El cruce de culturas
(Origen del apellido - "Manzione"/ Italia)
Citta' Polla Comunità montana Vallo di Diano
Manzi es sinónimo de tango; cualquiera lo sabe. Es autor de la letra de varios de los mejores tangos de la historia. Escribió con muchos compositores y formó con algunos de ellos duplas creativas memorables: con Troilo, con Piana, con Demare. Pero este lugar destacadísimo de Manzi en la historia del tango opacó otra actividad creativa suya, también de gran relevancia en la cultura popular argentina: el cine. Manzi fue el guionista (y en algunos casos también el director y productor) de varios de los filmes más importantes de la historia del cine sonoro argentino, en su etapa clásica, como La guerra gaucha, Su mejor alumno, Pampa bárbara o El último payador. Y en esa faceta de Manzi como hombre de cine no estuvo ausente la música; de hecho Manzi llegó al cine por la música, es decir, por el tango.
La ciudad de Buenos Aires con sus barrios, sus calles, sus esquinas, ha sido y seguirá siendo, por derecho propio, inspiración, escenario y protagonista fundamental de la poesía tanguera. La mayoría de nuestros grandes poetas nacieron o crecieron en esta ciudad, recibieron la segura influencia de su clima social y sus paisajes y compartieron penas y alegrías con sus personajes, sus costumbres y sus tradiciones.
Por pura justicia poética tenían que devolver en tangos todo aquel cariño y afecto que de ella recibieron en su niñez y en su juventud. Hermosas metáforas que resaltan y embellecen la realidad de los barrios porteños las encontramos, por supuesto, en las mejores letras de tango que abordan esta temática. La iconografía del barrio y sus perfiles o características ofrece abundante material para extremar la referencia poética y adornar con bellas y acertadas imágenes la pintura literaria de sus composiciones.
SUR
San juan y boedo antiguo, y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia en el recuerdo
Y tu nombre florando en el adiós.
La esquina del herrero, barro y pampa,
Tu casa, tu vereda y el zanjón,
Y un perfume de yuyos y de alfalfa
Que me llena de nuevo el corazón
Sur,
Paredón y después
Sur,
Una luz de almacén
Ya nunca me verás como me vieras,
Recostado en la vidriera
Y esperándote
Ya nunca alumbraré con las estrellas
Nuestra marcha sin querellas
Por las noches de pompeya
Las calles y las lunas suburbanas,
Y mi amor y tu ventana
Todo ha muerto, ya lo sé
San juan y boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
Tus veinte años temblando de cariño
Bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
Arena que la vida se llevó
Pesadumbre de barrios que han cambiado
Y amargura del sueño que murió
Homero Manzi (Añatuya, Santiago del Estero; 1 de noviembre de 1907 – Buenos Aires; 3 de mayo de 1951), cuyo nombre de nacimiento era Homero Nicolás Manzione, fue poeta, político, guionista y director de cine argentino, periodista, autor de varios tangos y milongas muy famosos, entre ellos Barrio de tango, Malena (con música de Lucio Demare), Milonga sentimental (con música de Sebastián Piana), Romance de Barrio y Sur (con música de Aníbal Troilo). Adhirió desde muy joven a la Unión Cívica Radical, donde fue un claro exponente de la ideología yrigoyenista. En su juventud vivió en Pompeya, Buenos Aires, que le sirvió de inspiración en muchos de sus tangos. Hoy una calle del barrio lleva su nombre y hay una imagen en la plaza principal que recuerda su figura y su paso por FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). El documental Homero Manzi, un poeta en la tormenta, dirigido por Eduardo Spagnuolo, refleja la vida del poeta. Era hincha fanático del Club Atlético Huracán. Fue dos veces presidente de S.A.D.A.I.C.
Fue el quinto hijo de Luis Manzione, modesto hacendado, y de Ángela Prestera, entrerriana de Concepción del Uruguay, y tuvo ocho hermanos. Se crio en Añatuya, provincia de Santiago del Estero, hasta los nueve años; cuando fue trasladado por su madre a Buenos Aires en tanto el padre permanecía trabajando en Añatuya. La familia regresaba de vacaciones a su ciudad natal. De su infancia en el barrio de Pompeya data su familiaridad con la cultura del arrabal porteño, siempre presente en su obra; sin embargo, Manzi destacaba su filiación del interior y, en ocasiones, firmó con el seudónimo Arauco ("rebelde" en quichua), para enfatizar su afinidad con la identidad santiagueña.
En Buenos Aires, trabó amistad con Sebastián Piana y Cátulo Castillo, quien fue otro destacado letrista de tango, y por su influencia, y sobre todo de su padre José González Castillo, un escritor de cierto renombre, se dedicó a la literatura. Aún adolescente se vinculó al teatro, escribiendo, dirigiendo y actuando en producciones locales, en tanto escribía letra de canciones. En 1922 escribió la primera de sus letras que se conserva, ¿Por qué no me besás?, grabada por Ignacio Corsini en 1926. De esa época data el tango Viejo ciego, que presentó al concurso de la revista El Alma que Canta.
Tras una breve incursión en el periodismo, Manzi trabajó como profesor de literatura y en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930. Afiliado a la Unión Cívica Radical, debido a su apoyo militante al derrocado Hipólito Yrigoyen, y por su rol activista de la Reforma Universitaria, el gobierno de facto de José Félix Uriburu lo encarceló por un tiempo breve y lo expulsó de ambas cátedras. Exonerado de sus responsabilidades docentes, se dedicó enteramente al arte; organizó una compañía de danza con la que salió de gira por el interior del país, por Chile y por Perú.
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