5.
Comentario estilístico
6.
El poema
presenta un tono sombrío, reflexivo y pesimista. Conviene notar la falta de
puntuación en todo el poema; no se separan enunciados ni oraciones. Eso crea un
efecto sorprendente de lectura; el lector ha de restituir mentalmente la
puntuación para dotar al poema de un sentido coherente; es un rasgo típico de
la poesía contemporánea y, en concreto, de la poesía más coloquial y
popular.
El sujeto lírico reflexiona sobre la
trayectoria del “ser”, es decir, del hombre. En el momento de nacer, cuando el
hombre “queda en suspenso”, metáfora del estupor, uno emite un llanto, tal vez
de alegría al nacer, tal vez de tristeza al morir; el poema no lo aclara. La
palabra clave es “vagido” (v.3): grito, que es “de hambre” (acaso material,
acaso espiritual o emocional; el lector ha de rellenar el blanco que el sujeto
lírico dejó abierto). La metáfora más importante es “la vida ese paréntesis”:
nuestra existencia no es más que una breve aclaración tangencial al gran libro
universal; ni quita ni pone.
La segunda estrofa comienza con una
derivación o políptoton (“hambre” – “hambriento”), reforzando la significación
de necesidad del hombre. Nombra el presente, el pasado y el futuro de manera
metafórica, a través de verbos conjugados en tiempos verbales correspondientes
a esas nociones –no en pasado–. “Vamos”, “seremos” y “vámonos” indican el
movimiento hacia adelante e imparable de la vida. Por el camino queda
“descubrir” y “brevemente amar”, es decir, una comprensión de qué es el
mundo y el hombre y una satisfacción sentimental efímera. El descubrimiento que
realiza el hombre es que todo es “una fallida eternidad” (v. 8).
La
tercera estrofa repite tres veces la palabra “vida”, lo que declara bien que es
el núcleo de significación más importante. Se abre con una paradoja: “la vida
se clausura en vida” (v.9), insistiendo que no hay escapatoria. Se repite la
metáfora de la vida como un paréntesis en un escrito: algo breve y
circunstancial. El poema comienza a cerrarse en sí mismo porque ahora también
se repite el “vagido”, pero para anunciar la muerte. Ese grito está acompañado
de dos adjetivos terribles: “universal” y “último”; significan que afecta a
todos los vivos y que con él llega la muerte, inevitable e indiferente.
Se
cierra el poema con una breve cuarta estrofa que contiene una repetición
(“entonces”) y una paradoja (“el no ser sigue para siempre”). Hay continuidad,
pero de la inexistencia, de la nada. El cierre es tétrico y demoledor.Elementos
importantes en la composición estilística del poema (y, en general, de toda la
literatura benedettiana) son: la falta de puntuación, el lenguaje sencillo, el
tono coloquial, como conversacional y la presencia envolvente del sujeto
lírico, que nos da el mensaje hecho y apela al lector para que lo considere y
acepte.
6.
Contextualización
Como
ya afirmamos, Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920 – Montevideo,
2009) es uno de los más sugestivos y originales poetas del siglo XX en el
ámbito hispanoamericano. Su producción literaria pasó por distintas etapas, que
exponemos muy brevemente:
Etapa existencialista, algo costumbrista y
pesimista: se fija en el tipo de vida del ciudadano uruguayo de vida urbana.
Presenta su vida anodina, su falta de ilusiones, su chato horizonte
existencial, aunque posee vislumbres de que existe el amor y la felicidad más
allá de su rutina oficinesca.
Poemas de la oficina es un título muy conocido de
esta fase.Etapa de denuncia social y compromiso político: Benedetti
adopta posiciones de izquierda, participa activamente en la formación del
Frente Amplio, con un programa progresista. Aquí su literatura se hace
combativa; denuncia las injusticias sociales, las iniquidades y violencias
contra los humildes, carentes de oportunidades, con un horizonte vital
negativo. Apoyó firmemente la revolución cubana de 1959. Contra los
puentes levadizos es
un poemario representativo de este ciclo.
Etapa del exilio: en 1973 los
militares uruguayos dieron un golpe de estado y ejercieron el poder con
violencia criminal. Reprimieron a los enemigos del régimen e impusieron su ideario
conservador e inmovilista. Benedetti se fue al exilio; finalmente recaló en
España, donde vivió hasta el final del exilio. Geografías es un poemario ejemplar de
esta época.
Etapa del “desexilio”: en 1985 Uruguay recuperó la democracia
y Benedetti regresó a su patria. También supuso un esfuerzo de adaptación, pues
todo había cambiado y hubo de reconstruir su contexto social y familiar. La
vida ese paréntesis representa
esta etapa creativa.
Etapa intimista final: desde el año 2000
aproximadamente la literatura de Benedetti se hace más melancólica, intimista y
reflexiva. Testigo de uno mismo es
su último poemario en vida y ejemplariza esta fase.
Benedetti alcanzó gran éxito editorial
(aunque la crítica se dividió en dos: unos lo alaban y otros lo critican por su
literatura fácil, sencilla, excesivamente popular y coloquializante), por lo
que lo acompañó la fama. Sus novelas más conocidas son La tregua y Primavera con una esquina rota. Sus cuentos, muy hermosos, se leen
con fruición, pues su composición es original y muy lograda; su título más
divulgado es Montevideanos.
Benedetti pretende escribir una literatura
entendible por todo tipo de lector, directa, transparente y transmisora de
valores éticos y de ideología política (de izquierdas). No engaña a nadie, en
este sentido. Se trata de una literatura para reflexionar y reaccionar,
dirigida a construir un mundo más justo y razonable, pues la organización de
las sociedades deja mucho que desear porque una parte grande de la población
vive en la pobreza, sin educación, sin sanidad y sin futuro de ningún tipo, y
eso es intolerable. Este pensamiento lo desarrolló
en ensayos persuasivos.
7. Interpretación y valoración
No estamos ante un poema de contenido
político o sentimental, sino existencial y filosófico. El sujeto lírico
contempla el paso de la vida como un mero paréntesis en el gran libro de la
nada, del “no ser”. La sencillez léxica y la estructura circular del poema
crean una falsa sensación de ligereza de pensamiento, pero las cosas son más
tristes y tétricas.
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