4 pasajes de Buenos Aires para descubrir paseando por los barrios.
Buenos Aires depara sorpresas y atesora historias en cada calle y rincón, no sólo para el turista sino incluso el porteño más baqueano.
Un ejemplo son esas zonas donde la ciudad parece adentrarse en una manzana. Esos pasajes o viviendas colectivas que hace más de 130 años fueron concebidas para albergar a la incipiente inmigración y que resistieron el paso del tiempo y todos los boom inmobiliarios a fuerza de tradición, estilo y otras razones de mayor peso. Lo explica el arquitecto Rolando Schere, autor de un libro titulado precisamente Pasajes (Editorial Colihue, 1998), que reúne muchos detalles de unos 50 de estos recodos porteños -que los parisinos llaman passages-, pero también de Córdoba y Montevideo. "El origen del pasaje responde al paso de una ciudad colonial, de muy poca densidad a una de mayor concentración urbana por la inmigración que se da a partir de 1880 y las manzanas comenzaron a dividirse en medios o cuartos", señala. Las grandes casas coloniales de tres patios con servicios comunes se subdividieron; surgieron las casas chorizo (de terrenos más angostos y una sucesión de habitaciones a lo largo de patios) y luego, por la necesidad de los dueños de grandes terrenos en cul de sac o que formaban una L o U o pasantes (iban de lado a lado de un cuarto de manzana), las viviendas colectivas para densificar en horizontal.
Este conjunto de viviendas con todas las comodidades individuales se levantaron reunidas sobre, frente o a los lados de un espacio común (pasillo o patio) y construcciones similares se extenderían hasta fines de la década del 20. "Fue un uso intensivo de la manzana porque todavía no existía el concepto de corazón o pulmón de manzana que cuando comienza a implementarse dio por terminada la construcción de estos pasajes. Ahora la mayoría se los comió la seguridad y les pusieron rejas, pero supieron ser públicos", agrega Schere. En el libro de Schere hay decenas de ejemplos, algunos muy conocidos y otros sólo de uso comercial, pero por esas cuestiones de arbitrariedad y espacio, la invitación en esta oportunidad es husmear en cuatro de ellos.
Arribeños
El primero, por orden alfabético, es el Arribeños, ubicado sobre la calle homónima al 2350, unos pasos más al norte del llamado Barrio Chino. La vista que ofrece el mapa oficial permite ver el diagrama del terreno de poco más de 2260 metros cuadrados que termina contra las vías del ex ferrocarril Mitre. En el interior los arquitectos Jorge Birabén y Ernesto Lacalle Alonso (responsable de otras viviendas colectivas de la ciudad) construyeron en 1927 un total de 19 viviendas de estilo neocolonial con un ala derecha más antigua en carpintería de madera y otra con elementos metálicos y jardines delanteros y al fondo donde hay un tradicional patio andaluz, porque algunas líneas fueron copiadas de un edificio español.
En el solar (previo a la construcción del pasaje) vivió el escritor Marcos Sastre. El edificio, hoy declarado monumento nacional, es habitado hoy por otro hombre de letras: Alfredo Julio Grassi. Fue uno de los cerca de 90 espacios que participó de Open House Buenos Aires, las jornadas de arquitectura y urbanismo que en 2014, 2015 y este año permiten recorrer el interior de edificios emblemáticos de la ciudad.
Medrano
La segunda parada es en Medrano al 1350 de Palermo donde en 1924 los constructores Civelli Hermanos y el arquitecto Vittori levantaron 44 unidades por encargo del propietario del terreno Angel Costa. Sobre el frente se ubican 12 viviendas repartidas en media docena a los flancos de un trabajado portón de reja que puede ser lo primero que llame la atención del transeúnte y a través de él asomarse al pasillo hacia el centro de manzana donde se ubica el resto de las 32 casas en dos niveles.
Pese a que los constructores eran de orígenes italianos, el estilo es francés y dotado de un juego de fachadas alternadas en las propiedades de altos y bajos que, además, permitió el total aprovechamiento del terreno. Los pares de puertas tienen dinteles iguales entre sí, pero diferentes con los de al lado en formas rectas y curvas.
En el interior de la mayoría de las viviendas hay detalles característicos de este tipo de construcción: techos altos, pisos de pinotea o calcáreo y mosaico en damero y carpinterías en cedro. Todavía quedan antiguos habitantes que pueden recordar parte de la historia del lugar o los días en que se rodaron varias publicidades o la escena del crimen principal de la película El secreto de sus ojos.
General Paz
La tercera parada es otro clásico de este tipo de construcciones y también participante asiduo de la Open House: el pasaje General Paz, con entrada por Ciudad de la Paz 561 o Zapata 552 del barrio porteño de Colegiales, se construyó sobre un terreno rectangular que atraviesa de lado a lado la manzana. Y aunque lleva el nombre en homenaje a José María "El Manco" Paz, el propietario original no era el militar sino el arquitecto ingeniero Pedro Vinent, quien lo diseñó y construyó hacia 1925 con una galería rectangular enorme y cuatro niveles de departamentos ubicados alrededor de un patio interior, que en la altura están unidos por puentes.
Allí vivió Andrés Calamaro y otros músicos, se filmaron varias publicidades y películas, pero el espacio central también fue escenario de fiestas y todo tipo de encuentros sociales, por lo general, organizado por los mismos vecinos, según comenta el propietario desde hace 25 años y arquitecto Víctor Papo. “Nos conocemos todos y hay una forma de vivir que no mucha gente tolera”, agrega.
El interior de las viviendas es de una estructura mixta, paredes portantes y hormigón armado, una losa de seis centímetros, piso de pinotea con cámara y otros detalles típicos de estas construcciones de principios del siglo XX. Aunque está cerrado con portones de rejas supo estar abierto a cualquier peatón durante muchos años.
Olleros
La última parada es el pasaje Olleros, ubicado sobre la calle homónima el 3900 en el barrio porteño de la Chacarita. Se dice -aunque no hay papel que lo pruebe- que fue construido sobre lo que eran caballerizas de la comisaría 29 y los expertos la describen como la típica casa popular de renta, con la particularidad de que el pasillo de acceso es a la vez eje de simetría del edificio, con dos frentes de viviendas tipo PH espejados a los lados en dos niveles conectados por puentes como el General Paz. Todo desemboca en un patio estilo andaluz También fue parte del Open House y además de ser locación de publicidades y algunas películas, tuvo un habitante ilustre: Carlitos Balá. Es patrimonio histórico de la ciudad (el edificio y Balá, claro).