Es muy común escuchar a menudo esta expresión.
Cuando nos queremos poner minuciosos e insistimos en que algo debe quedar claro y sin lugar a dudas, decimos “hay que poner los puntos sobre las íes”. Esta frase data del siglo XVI, cuando aún se usaban caracteres góticos para la escritura de la lengua española.
En aquellos tiempos, la letra “i” aún no contaba con el punto que hoy lleva y cuando se escribían dos “i” seguidas, era muy fácil que se confundiera con la letra “u”. Para que esa confusión no existiera, se ponía una tilde o “virgulilla” sobre las letras i.
Con el tiempo, esa tilde se convirtió en un simple y llano punto. Por eso, para que nadie se equivoque siempre es bueno poner los puntos sobre las íes y así evitarnos confusiones.