Viejo hombre y mar Al caer la tarde, el marinero Observa el mar tiñéndose de un gris áspero: El sol se pone a regañadientes en la guarida arado por el viento y años en las montañas y en la solemne finitud del rojo Deslumbros dorados cerca del barco. Desde el mar hemos hecho un anfitrión expectante hoy de un crepúsculo que agudiza la soledad, bajar la cabeza para invocar al dios del mar Buen tráfico en el último viaje. Se acuesta solo sin compañeros a bordo, cierra tus ojos y lentamente deja ir Todo el desorden del mundo y las moscas sin peso Como un albatros hacia la nube roja Teñido de negro por las alas anchas.