Algunos de los pueblos de la mesopotamia asiática fueron los asirios, babilonios, sumerios, elamitas, hititas, acadios, haneos, etc.
Todos eran politeistas, adoraban al sol, la luna, las estrellas, la lluvia, las nubes y todo tipo de fenómenos que no podían comprender.
Los Elamitas vivían a orillas del río Tigris, eran pescadores y si bien se alimentaban de la pesca, curiosamente adoraban a los peces pues no podían concebir como es que vivían bajo el agua, miles de elamitas murieron intentando pasar varias horas bajo el agua al igual que los peces que adoraban, con el fin de convertirse en dioses.
Tanto adoraban a los peces que construían estatuas con forma de peces y como ya conocían la manera de fabricar tinturas, pintaban las esculturas y nunca repitiendo un color.
Los jefes de los pueblos vecinos, los arriba mencionados, más los medos, arameos y amorreos, negaban y desestimaban esa idolatría y les decían a sus súbditos: nosotros no creemos en peces de colores.
Desde esa época y hasta hoy en día se utiliza esa frase para hacer referencia a falsas creencias.