La Charlotte o Carlota es el nombre de dos tipos de postres franceses, uno frio y otro caliente que consiste en cocer o coagular al frio una crema, una mousse, un puré, etc. en un molde forrado con pan de molde o bizcochos. ¿Pero qué quiere decir este nombre?
La torta o el postre en cuestión esta hecha con una espesa mermelada de frutas aromatizada con limón y canela. Luego se vierte en un molde redondo tapizado con rebanadas de pan de molde untadas con manteca. Después todo el conjunto se cocina en el horno, se desmolda y se sirve tibio con una crema inglesa fría. Un claro ejemplo es el postre de carlota de manzanas.
Lo interesante de la historia es que el postre no se quedó ahí. A principios del siglo XIX el chef Marie-Antoine Carême, quien trabajó en Inglaterra para uno de los hijos de la reina, el futuro Jorge IV, creó otra versión de la Charlotte o Carlota, que se sirve fría o helada. Este postre a diferencia del caliente, no necesita cocción y esta compuesto de ya puede ser de bavaroise a la vainilla o de una mousse al chocolate o al café, además de una pasta bomba o crema chantillí vertida en un molde de charlotte tapizado de bizcochos casi siempre empapados en café o en licor. Se dice que este postre se presentó al zar Alejando I en 1815 y debido a su gran aceptación el postre pasó a llamarse “Charlotte a la rusa” o “Charlotte Rusa”.
En la Argentina se popularizó el Charlotte Helado hecho con un baño de chocolate semi amargo caliente sobre un helado almendrado muchas veces acompañando con una oblea decorativa.
Sea cual fuere su historia es sin dudas un placer degustarlo después de un suculento banquete seguido por un buen café.
