
DE DONDE VIENE LA EXPRESIÓN - “EL HÁBITO NO HACE AL MONJE”
“Las apariencias engañan” o “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Quizá el refrán que traemos hoy no sea tan popular como estos dos, pero su utilización es, además de muy actual, calcada: de nada vale juzgar por el aspecto externo, tanto si es para bien como si lo hacemos para mal, porque lo que ven nuestros ojos no concuerda en infinidad de ocasiones con lo que guarda el interior o lo que hay detrás, ya se trate de una persona, de un objeto, de una situación …
La fuente en la que nos encontramos este proverbio, de carácter moral, es la obra Filosofía vulgar (1568), del humanista y paremiólogo español Juan de Mal Lara, una de las grandes publicaciones sobre refranes en castellano, que recoge casi 1.000 con sus correspondientes glosas a cargo del autor.
Por su significado y la posibilidad de emplearlo en múltiples situaciones, sumado a su antigüedad, este refrán se ha utilizado en Clemencia (1852), de Fernán Caballero; Romances, en Carlo-Magno. Pliego suelto (1822), de Juan José López; o en Primera parte de Guzmán de Alfarache (1599), de Mateo Alemán.
El refrán “el hábito no hace al monje” se refiere a que las personas no deben ser juzgadas por su apariencia, sino que es necesario distinguir su comportamiento y los valores con que se orientan. Otro modo de decirlo es que “no todo es lo que parece”.
El refrán también aplica para advertir que si alguien desea llegar a ser considerado un digno representante de algo, puede ser una autoridad, una profesión, un oficio, un valor o un rol social, no bastan las apariencias o los títulos, sino que tiene que haber una coherencia genuina en la conducta, hábitos y costumbres que lo demuestren.
La palabra “hábito” en este refrán se refiere a la vestimenta que “habitualmente” usan los monjes de los monasterios, debido a sus votos de pobreza y a la necesidad de identificarse como comunidad con sus colegas y con su misión espiritual. De allí que al ver una persona vestida de hábito, se presuma que es una persona de oración y espiritualidad. Sin embargo, puede que su comportamiento no rinda honor a su atuendo, y hasta puede que el atuendo no pase de ser un disfraz. Por eso, es necesario aprender a no juzgar por los signos exteriores.
Existen otros refranes con sentido equivalente, tales como "Caras vemos, corazones no sabemos", “Seda y raso no dan estado”, “Aunque la mona se vista de seda mona se queda”, “Debajo de buen sayo a veces hay un hombre malo” o “Aunque vestido de lana, no soy borrego”.
En más o en menos todas estas enfócanos e en la misma expresión que estamos posteando.
Fuentes:
Centro Virtual Cervantes
Significados
Imsol
Comentarios al posteo a cargo de Diego Weinstein
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