Si no llegas, aún esperándote,
dejaré de amarte
y de sentir que eres posible.
Me quedaré dolorido, pero libre
tratando de levantar mis pasos
de rescatar alientos y
guardar los besos,
de volver a las palabras nuevas,
a los sueños vírgenes
y a los despertares.
Si; no estaré rogando amor
ni mendigando caricias...
Nuevamente iré a los brazos
de quien crea que en mi muelle
hay amarras para sus velas.
No haré penitencias ni moriré de pena
puedo construir una morada nueva
fuerte e intensa como la nuestra
aunque sepa de su fragilidad en la tormenta.
No sé rogar amor.