Todos (o casi todos) hemos estado en una misa y hemos experimentado las ganas de picarnos los ojos una y otra vez gracias al aburrimiento ya que antiguamente no todos iban a las iglesias o parroquias por necesidad sino obligados en muchos caso y querían irse lo antes posible Esto no es nada nuevo. Desde que las misas se oficiaban en latín, la gente esperaba la bendición del padre para huir del recinto para volver a su vida cotidiana.
La expresión en un “santiamén” se refiere a decir la última parte de la expresión “In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén” a toda prisa, todo para huir lo más rápido posible de la iglesia.