VANA HISTORIA
Si no recuerdo
mal, todo cabía
entre los
horizontes de un pañuelo.
Entonces
figuraba el mediodía
un sol con ojos
en mitad del cielo.
Y gracias a una
tierna hechicería
la noche
prodigaba su consuelo
con tanta
caridad que uno veía
las estrellas
tiradas en el suelo.
Pero hoy el agua
no lo dice. Es cierto:
ya no se pone un
corazón dorado
ni roba añiles a
la golondrina.
Porque el mundo
hechizado está desierto.
Qué dolor, sobre
él se ha desatado
el Miedo con sus
trapos de neblina.
Maria Elena Walsh