La historia del tradicional reducto tanguero.
San Telmo, típico rincón de Buenos Aires, tiene como ningún otro las características más puras de la ciudad vieja. Transitando sus calles se puede comprobar que sus añejas casas se resisten al paso del tiempo. Y así llegamos a una esquina del alma, Balcarce e Independencia, esquina reconocida internacionalmente por albergar la más tradicional casa de tango, la pionera y, quien sabe, la que más ha conservado a través de los años, la identidad del Tango: EL VIEJO ALMACÉN.
El edificio se remonta a fines del Siglo XVIII, más precisamente al año 1769 en pleno Virreinato del Río de la Plata donde funcionó en sus primeros años como un almacén de campaña.
Sobre los años 1840 amplía su capacidad y se convierte en el Hospital Británico donde en Junio de 1844 Buenos Aires conoce por primera vez el uso del éter en una operación quirúrgica realizada por el Dr. Mackena.
Durante los años 1850 y 1860 funcionó la Aduana General de la Nación. Por aquel período, la esquina de Arce (actualmente Independencia) y Concepción (Balcarce) no era un lugar que podía vincularse a la cultura y al espectáculo. Por el contrario, mientras se desarrolló la guerra del Paraguay (1865-1868), el inmueble fue utilizado para refugiar a los combatientes que resultaban heridos o enfermos.
Hacia fines del siglo pasado la ciudad crecía con la llegada de inmigrantes de todo el mundo mezclándose con nuestros criollos y de esa unión por estos suburbios, nace el tango.
A principios del siglo el recinto fue adquiriendo su fisonomía actual, que regenteado por la Señora Paula Kravnik de origen Ruso, a quien apodaban “La Volga”, empezó a ser frecuentado por la gente bohemia para encontrarse con la música popular.
En el año 1969, Edmundo Leonel Rivero lo convirtió en un “Templo del Tango”, a partir de ese instante EL VIEJO ALMACÉN fue la cita obligada de las mejores expresiones de la música ciudadana.
Por este local se acercaron grandes exponentes del Tango: Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Roberto Goyeneche entre muchos otros, dispersaron sus talentos, que fueron apreciados y aplaudidos por innumerables personalidades entre los cuales se contaron el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía de España, Presidentes de distintas naciones del Mundo y muchas otras personalidades que hicieron posible que la fama de EL VIEJO ALMACÉN trascendiera más allá de nuestro país.
En 1977 se planeó su demolición y el escritor Ernesto Sábato fue uno de los notables que se opuso a esta decisión. Si bien no se concretó la totalidad del proyecto, se suprimieron 140m² del edificio durante la ampliación de la avenida Independencia
En el año 1982 el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, declaró SITIO DE INTERÉS CULTURAL A EL VIEJO ALMACÉN reflejando el dictado de dicha ordenanza Nº 50399, la importancia cultural de la casa.
En 1993 debió cerrar sus puertas por problemas financieros, pero a principios del año 1996 reabre de la mano del empresario Luis H. Veiga quien decide convertir la tradicional tanguería en un complejo gastronómico de nivel internacional con el mejor show de tango tradicional de Buenos Aires.
“Fue una esquina mimada, paredón sin ochava, recalada de amigos, de bohemios y tours”.